Cuando vienen los amigos de mis hijas a casa, hay un hecho que no deja de sorprenderme, todos conocen a Bruce Lee, incuestionablemente es el gran icono de las artes marciales, pero sin embargo, nunca han visto sus películas en el cine y muchos de ellos, la gran mayoría, solo le han visto en alguna escena de televisión o YouTube, por lo que les resulta incomprensible o inexplicable la afición o si se quiere, el fanatismo que puedo tener hacia su persona, lo cual entiendo, porque hay cosas que no se pueden explicar, solo sentir...
A Bruce Lee le pasa como a muchos otros mitos cinematográficos, ver una película suya con otro doblaje que no es el cinematográfico. en la "caja tonta", pierde una gran parte de su encanto o magnetismo, hasta inclusive, por lo menos para mí, no parece ni él. Este caso es comparable a ver una final de liga o de copa en el salón de casa, en el bar con otros aficionados o hacerlo en el campo. El partido es el mismo, pero la emoción del factor campo, el vivirlo en directo, no es comparable, lo mismo ocurre con un combate de boxeo.
Cuando me comento Francesc que proyectaban "Furia oriental" en una sala cinematográfica en Barcelona, me pareció una ocasión única e irrepetible de volver a disfrutar del encanto e influjo del "Pequeño Dragón". Digo única e irrepetible, porque tal y como están los cines y las distribuidoras, no creo que vuelvan a reestrenar sus películas. Una lástima porque Bruce Lee es uno de esos elegidos que cuando aparece en pantalla eclipsa a todo lo demás, hipnotizando por completo al público. Por lo que me contó mi amigo, eso mismo paso durante su proyección. Muchos de los jóvenes que acudieron a la sala, nunca había visto en pantalla grande al "dragón" y sucumbieran a su encanto, algo normal y lógico. Lo que les ocurrió a ellos, a pesar de ser subtitulada, nos pasó a nosotros cuando teníamos su edad (algunos, menos años) cautivó a grandes y pequeños con su carisma.
Bruce Lee cambió la vida de mucha gente, incluida la del que suscribe este artículo, gracias a él las artes marciales se difundieron por todo el mundo y acapararon la atención de multitud de personas, dejando tras su marcha un vacío que ningún otro ha podido rellenar. No ha habido nadie capaz de levantar esas pasiones y aficiones entre la masa, y por desgracia, nunca nadie lo hará jamás...
Vivimos en la era de la tecnología, donde todo se consigue con rapidez, y por desgracia las artes marciales son una cuestión de tiempo, entrenamiento y constancia; sin que existan atajos, algo que no suele comulgar con la juventud. Además aunque se quiera practicar, en la actualidad no es fácil hacerlo. Antes en cada barrio existía un gimnasio donde se podía aprender y practicar. Algo que hace tiempo dejó de existir, por su escaso interés, por no ser negocio y porque además en los macros gimnasios, prácticamente, no se enseñan las artes marciales. Solo van quedando unos últimos reductos que a veces resultan inaccesibles, por causas de tiempo y costes de desplazamiento.
Al margen de que su difusión hoy en día no es rentable en el séptimo arte, tanto en oriente como occidente, casi no se ruedan producciones, es decir no hay interés, no existe promoción, ni difusión y por tanto, tampoco se buscan nuevos talentos, por lo que llegados a este punto me atrevo a afirmar que los que vivimos los años 70 fuimos testigos de un fenómeno único e irrepetible.
Cuando la gente no conocía las artes marciales y lo único que se podía hacer para defenderse ante un tipo fuerte y musculoso, era salir corriendo o recibir. Cuando el concepto de una pelea era repartir mamporros a diestro siniestro tipo John Wayne o Terence Hill & Bud Spencer. Cuando un hombre desarmado no tenía nada que hacer ante varios agresores. En aquellos días Bruce Lee demostró que dominando esas artes de lucha orientales, ni el peso ni el tamaño importaban, marcando a la juventud y a los no tan jóvenes, un camino a seguir en una época donde había, todo hay que decirlo, pocas opciones de ocio y entretenimiento, en donde "casi" nada se conseguía en un breve plazo, pero no importaba porque cuando se llegaba a la meta, uno podía obtener fama y dinero con las artes marciales, algo impensable en los tiempos actuales.
El motor incuestionable de todo aquello fue Bruce Lee. En mi memoria aún mantengo la sensación que me causó el ver al "Pequeño Dragón" en acción. "Karate a muerte en Bangkok" me pareció la mejor película de todos los tiempos, eso sí, el principio un poco lento... En aquellos días cuando existía una gran demanda por este cine y nos invadían las películas de "chinos", donde espadachines y "maestros" llevaban a la práctica el vuelo sin "motor" y realizaban proezas fuera de toda la lógica, Bruce lee destacó sobre todos los demás, no era posible establecer una comparación porque simplemente es que no la había. Aquellas otras películas hoy en día totalmente infumables y carentes de interés para las nuevas generaciones dada la evolución que ha habido en este cine, solo tienen interés en la actualidad para los nostálgicos y para los grandes coleccionistas del género.
Hay que reconocer que desde su estreno han pasado casi 40 años y están muy castigadas por el paso tiempo, sin embargo esto no ocurre con las de Bruce Lee, prueba de ello es que sus películas se siguen editando en diferentes formatos, haciendo leves cambios de presentación, extras y demás. Sin embargo, ninguna de estas ediciones supera al formato de 35 m/m en una sala abarrotada de gente, máxime si muchos de ellos visionan por primera vez el largometraje. En Barcelona ocurrió el mismo fenómeno que en el pasado en los jóvenes, Bruce Lee sigue cautivando al público en el presente al igual que en el pasado, no me extraña, todavía recuerdo con 14 años cuando fui al cine Luna, en Carabanchel, para ver "Furia oriental", la película no tenía comparación con "Karate a muerte en Bangkok", las escenas emblemáticas de la presentación inicial, la pelea con los cocineros, el gimnasio de los japoneses, contra el ruso Petrov, el final del film etc… hacían de ella, comparada con el cine de la época, una película única e irrepetible, la cual solo tenía un protagonista: Bruce Lee, el cual hacía volar la imaginación de grandes y pequeños... Era tal el efecto que causaba el "pequeño dragón" que siempre a la salida del cine había jóvenes y chavales imitando sus posturas, intercambiando golpes y peleando. Era tal su efecto, que en cierta ocasión presencié, a la salida de esta película, como un muchacho tímido y pusilánime, se enfrentó y peleó con dos gitanos que querían robarle el dinero. En circunstancias normales, no hubiera ocurrido aquel enfrentamiento, sin embargo, Bruce Lee lo cambiaba todo, sacando lo mejor de nosotros mismos. Tras ver una de sus películas acudías al día siguiente con una motivación y un coraje inexplicable al gimnasio, sin importarte hacer combate, dando la "cara" con los cintos negros, aun sabiendo que ibas a "recibir". Era tal el efecto que causaba en nosotros que no te importaba la bronca ni el castigo de tus padres, como fue mi caso, por llegar tarde a casa por ver "Furia oriental", no fui el único del barrio. Aquello mereció la pena, la película era inenarrable, despertando en mí unas ganas locas por entrenar de forma obsesiva. Esto no fue un caso aislado, otros jóvenes del barrio, que tuvieron la oportunidad de verla unas semanas después en un cine de Getafe, les pasó lo mismo. ¿En los días venideros cuantos de nosotros en el gimnasio pegábamos como locos al saco repitiendo aquello“¿por qué mataste a mi maestro, por qué?” ¿Cuánto tiempo te quedabas mirando aquellas carteleras de cartón de la película? sin duda uno de los mejores juegos de la época.
Durante meses "Fist of fury" fue el mejor largometraje de Bruce Lee y de artes marciales que estuvo en cartelera, tiempo después estrenaron "Operación Dragón" la cual se proyectó durante una larga temporada en el centro, concretamente en el cine “Real Cinema”, donde si no eras mayor de edad, no se te permitía la entrada. Por lo que cada vez que la proyectaban, fuera en el cine que fuera, este estaba lleno. En aquella época no existían los vídeos, por lo que la única manera de verle, era acudir al cine. No sé cuántas veces pude verla, lo que sí que sé es que siempre me causaba el mismo efecto. Yo no fui un caso aislado, otros muchos, hacían lo mismo.
Lo cierto es que gracias a Bruce Lee muchos jóvenes encontraron el camino, aunque hoy en día muchos sufran de "amnesia" y no se acuerden de ello... Esto es una gran familia donde todos nos conocemos y aunque algunos hayan olvidado sus raíces o simplemente se avergüencen de ello, si están en la "senda", es por el “Dragón”.
La verdad es que me resulta curioso cuando he entrevistado a algunos de los grandes expertos y "maestros" conocidos de la juventud por coincidir con ellos en los entrenamientos de la Casa de Campo, en el Rastro o bien en cualquier cine, y ya no se acuerdan de las "locuras" de su juventud, ni del material que recopilaban sobre Bruce Lee, cuando prácticamente no había nada, salvo alguna cartelera de periódico y algunas críticas, cuando aquel material en aquellos tiempos era un auténtico tesoro.
Hoy en día, algunos son puristas, grandes místicos que se encuentran en el camino de la verdad absoluta y Bruce Lee fue una "tontería" de juventud. Quizás es que se avergüenzan de ello o simplemente es que ya no se quieren acordar de aquello, lo que estoy seguro es que si volvieran a algún cine donde se proyectara la película, con aficionados y neófitos, todos aquellos recuerdos volverían a su memoria, todas aquellas sensaciones. Y es que los golpes no suenan igual, su carisma no es igual en la caja tonta, por mucha calidad de imagen que se tenga, aunque eso sí, en los tiempos actuales se puede conseguir material por doquier, aunque no el material de aquellos días, supongo que algunos lo mantendrán guardado en algún rincón de casa de su padres o en la suya propia.
Espero que el ejemplo se extienda por toda España y se imite la iniciativa de proyectar ciertas películas de los 70, 80 y 90. Espero volver a ver al "Dragón" en la pantalla grande y disfrutar y sucumbir ante su encanto porque hay que reconocer que el tiempo no pasa para Bruce Lee.
Podemos realizar una mirada retrospectiva sobre personas, objetos, tecnologías, etc…, para todos pasa el tiempo, bueno, para todos, no. Bruce Lee no envejece y sus películas, tampoco… Mi amigo Francesc fue testigo, en una sala cinematográfica de Barcelona, como “el Pequeño Dragón” sigue cautivando a jóvenes y mayores. Su carisma sigue causando el mismo efecto, no solo cautivó al público de los 70, sino que también lo ha hecho en el 2012, en el cine Urgel.