viernes, 11 de agosto de 2023

Dani Galindo, Shaolin y redes sociales

 


Coincidí con el sifu Dani Galindo en una escuela de Kung Fu, a partir de ahí, nuestra carrera ha ido en paralelo a nivel de docencia, hemos compartido tres tatamis distintos en los últimos diez años. Dani a pesar de su juventud (34 años), tiene las ideas muy claras, sabe lo que quiere y para él no existen obstáculos. En las múltiples charlas que he mantenido con él, me insistía en que hay que tener visibilidad en todos los campos de la comunicación, tanto en prensa escrita como en las redes sociales. Desde luego conoce los dos medios, quizás se desenvuelve mejor en el último; es el maestro de artes marciales que cuenta con más seguidores en habla hispana en las redes sociales.  El Sifu Dani Galindo más que montar, lo que hace es compartir los conocimientos y explicaciones de sus clases. Según Dani, el secreto de su éxito radica en trasmitir sus pasión y saber con los demás, sin ningún ánimo de lucro y sin buscar la fama, simplemente hay que disfrutar de lo que hace.   

¿Cómo fueron tus principios en las artes marciales?

De pequeño, con ocho o diez años, no me gustaba ningún deporte, lo intenté con el futbol y el atletismo, sin ningún éxito, simplemente no me motivaban. Un día vi en la televisión unas letras chinas sobre la vida de Bruce Lee y aquello me intereso mucho, por ello mi madre decidió apuntarme a judo en el colegio. Suena presuntuoso decirlo pero lo gané todo a nivel de campeonatos de colegio y de intergimnasios durante tres años. Por la edad. dejé el colegio y con ello el judo pero seguí entrenado Capoeira, aikido, Kick boxing, taekwondo etc. Pero seguía obsesionado con Bruce Lee y quise practicar Jeet Kune Do. Como no encontré ninguna escuela de este estilo, decidí inscribirme a Kung fu, así llegue al Kung fu Shaolin. Este cambió mi vida, se convirtió en una obsesión, había encontrado lo que buscaba, el resto, es historia.



¿Has estado en China, practicando Kung fu, que nos puedes contar de aquello?

Mi maestro allí durante años fue Tan Lau Shu, tendría un par de años más que Yo, es decir, era muy joven pero llevaba practicando desde niño. En China la dedicación y horas de entrenamiento dista mucho de occidente. Él es simplemente increíble y lo mejor de todo no hacía distenciones entre razas. Los occidentales solemos ser un poco torpes o simplemente no tenemos su nivel por lo que no te enseñan todo, ni comparten todas las técnicas, digamos que trabajan los básico de lo básico. AL segundo año, Yo estaba entrenando con los chinos y convivía con ellos como si fuera uno más, no había discriminaciones a la hora de enseñar, ni practicar, todos trabajábamos lo mismo, me enseño muchísimo.

¿Qué nivel existe allí de kung fu?

Los chinos son muy disciplinados, desde pequeños son adoctrinados en todo, así que los que llegan son los más fuertes y los que más actitudes tienen, es decir: los mejores. Sin embargo en occidente no seremos tan disciplinados pero lo suplimos con inteligencia, programación y conocimiento. Allí llegan y sin calentamiento, empiezan a estirar a lo bestia, a realizar saltos, acrobacias, patadas a la máxima intensidad. Aquí calentamos de forma específica, complementamos con pesas, llevamos una alimentación. Descansamos lo necesario para que el musculo se recupere etc. etc. Es decir trabajamos de forma más racional. Por ejemplo, allí te machacan a diario a flexiones, entre otras cosas, pero si no alimentas el musculo, si no le das un descanso, al final lo que haces es quemarle y estancarte. Evidentemente si tú trabajas con tablas, cuidas la alimentación y le das un descanso al cuerpo, obtienen mejores resultados en menos tiempos. Actualmente ellos no están copiando nuestros entrenamientos, ellos desconocían por completo el TRX, CrossFit, trabajos con cuerdas etc.



Te decantaste por el estilo Shaolin ¿Por qué?

En mi opinión es el más fuerte físicamente pero no por ello el más efectivo en combate, es el estilo que más ha sufrido cambios por la estética, modificado técnicas en favor de la espectacularidad y dejando a un lado su eficacia, hiendo en detrimento en cuanto a su valía en combate. El templo Shaolin en mi opinión es hoy en día un parque temático donde se paga por ir a entrenar a la cuna de las artes marciales, donde contratan a maestros de Wushu que te muestran técnicas espectaculares pero que está muy lejos de la realidad de un combate real o de cara a la defensa personal.

¿Hemos hablado del plano físico y de su entrenamiento pero que nos puedes contar de su trabajo con el Chi Kung, del crecimiento espiritual que existe allí?

La mayoría de lo que vemos en documentales es pura pantomima, es decir son las mismas técnicas o proezas que se realizan en occidente en las exhibiciones, eso sí,  acompañadas de cierto misticismo oriental. Es cierto que existen maestros que se dedican a la meditación y al trabajo de Chi Kung pero ellos están muy lejos de exhibirse y de ponerse a dar clases y cursos acelerados del trabajo de energía. Esto no es algo que se consigue entrenando un mes. En el monasterio donde estuve de Fakuan, allí sí que había maestros que se dedicaban por completo a ello, lo que quiero dejar bien claro es que el que entrena shaolin o kung fu, tras el entrenamiento no se sienta 5 o 6 horas a realizar meditación y quien lo hace, no entrena físicamente 6 h. quizás un par de horas, es decir existe una gran descompensación entre el entrenamiento de unos y otros.



Durante los años 2008 al 2012 te dedicaste a la competición ¿Qué opinas sobre ella? ¿Cuáles fueron tus experiencias?

Competí en todo, no obstante llegue a la conclusión que machacarme el cerebro al golpes, tres veces por semana, no era sano, al margen que es incompatible enseñar, preparar a los alumnos y entrenar tú. Aparte para mí el kung fu es filosofía, el un estilo de vida, leer, aprender etc. Y para todo no hay tiempo. La competición es una experiencia más, pero no un fin. Mis alumnos consideran el estilo como un arte marcial y son conscientes de las injusticias que existen en competición, los intereses de escuelas, federaciones etc. etc. Prefieren focalizar su entrenamiento a crecer en el arte y perfeccionar la técnica y sobre todo ser más eficaces en combate.

 Estamos de acuerdo en que nadie está en posesión de la verdad absoluta, hay que salir de Dojo y relacionarse con otros profesionales e intercambiar conceptos y técnicas ¿Hasta qué punto crees que es importante esto? ¿Por qué no se suele hacer entre maestros y escuelas?

Creo que es por una falta de confianza, yo he intentado intercambiar conceptos, técnicas y realizar clases a medias para que se enriquecieran los alumnos y me he encontrado con la negativa de muchos maestros. Pienso que si estás seguro de lo que enseñas ¿Porque tienes miedo a compartirlo? Quizás temen que se descubran que no saben tanto o que hay alguien mejor que ellos y puedan perder alumnos. Yo quiero que me pupilos me vean como un ser humano y no como un dios al que hay que adorar, quiero que me vean caer, sufrir en el entrenamiento, que valoren mi aciertos y errores; comparando mis enseñanzas y técnicas con otros estilos. Creo que esto los podrá enriquecer y a lo mejor, si no están conformes con lo que enseño, esto le puede ayudar a encontrar el arte marcial que buscan.



Shaolin Huwei significa el camino del que se atreve ¿Es esa la filosofía de la escuela?

Como se nombre indica Huwei es el camino del que se lanza, que se atreve a dar el paso, es decir: De aquel que se atreve a superar sus miedos. En Shaolin se respeta en exceso la tradición. Hay que realizar las técnicas como se las enseñaron los antiguos maestros, los tiempos cambian  y como todo hay que evolucionar. Si no se hubiera evolucionado por ejemplo la música sería hoy en día toda clásica, solo habría composiciones parecidas o similares a las composiciones de Mozart o Beethoven. Yo no tengo miedo de cambiar y modificar una técnica si con ello aumento su eficacia o funcionalidad marcial, por ello mi estilo es un 60 % Shaolin y 40  % técnicas de mis experiencias con otros estilos. Mi estilo es constante innovación, pico de aquí, de allí, absorbo esta técnica de tal estilo, la otra del otro, etc. No hay que estancarse y hay que ir en acorde a los tiempos. Personalmente creo que la tradición lo único que te hace es estancarte en la práctica de tu arte marcial.

Si hablamos de tradición nos tenemos que remontar a los taos o formas ¿Qué opinas de la práctica y perfeccionamiento de estos?

Son un trabajo increíble para la coordinación y para perfeccionar técnica, para el entrenamiento individual, son perfectas, pero nada más, no hay que obcecarse en ellos. Hay que tener presente que esta basadas en movimientos de hace 500 año o más pero esas defensas y ataques hoy en día están obsoletos ¿Quién haría esos movimientos en la calle para defenderse?

Los movimientos coordinados taos, katas etc. han tenido también su evolución en las artes marciales, hoy en día se dividen en artes visuales o escénicas y artes de guerra, donde se guarda o aglutina las técnicas de la escuela.



Has tenido una lesión grabe de rodilla, todos los maestros y deportistas han tenido una que les ha apartado del camino temporalmente ¿Durante ese tiempo que has hecho?

Cuando se te rompe  o avería tu herramienta de trabajo es fácil hundirte pero como dice el nombre de la escuela: Es el camino del que se atreve, he invertido mi tiempo en hacer otras cosas, por ejemplo en escribir un libro, trasmitiendo mis conocimientos, aparte Yo en combate lo solía solventar con pierna, a tener la rodilla tocada, me he centrado en mi trabajo con los puños, potenciando el trabajo con el tren superior. Lo importante es no estancarse y ante las eventualidades, buscar soluciones y aprovechar el tiempo para hacer aquello que antes no hacías, hay que buscar siempre  el lado positivo de las situaciones.

Eres un maestro conocido a nivel mundial gracias a tus videos en las redes sociales, es decir eres un YouTuber marcial ¿Hasta qué punto crees que es importante compartir tus conocimientos por la red?

Internet es la gran ventana al mundo, la promoción y publicidad ha cambiado, al igual que las artes marciales. Nada se hace es igual que hace 50 años, simplemente vivo en acorde a los tiempos actuales pero quiero dejar bien claro que si tú eres bueno montando videos, pero no trasmites o enseñas algo de tu arte que sea válido a otras personas, de nada valen. Para mí lo principal es enseñar en clase y son esas mismas enseñanzas las que comparto en la red. Por desgracia en las artes marciales existe mucha envidia y cuando alguien destaca, se le critica. Yo lo llevo bien, si alguien lo sabe hacer mejor, que lo demuestre. Cualquiera puede hacer un vídeo y compartirlo, si crees que lo que haces puede ayudar a otros, grábalo y compártelo, el público es el que decide a quien sigue y apoya.





¿Se puede vivir de las redes sociales?

Si, perfectamente, es más, se puede ganar más dinero que dando clases. Todo depende del tiempo que le dediques, desde luego es un complemento económico a tus clases, al margen que gracias a esa publicidad te vienen muchos alumnos, la gente se apuntan a tus campamentos, etc. etc. Pero para vivir de ello tienes que estar todo el día pegado al ordenador y dedicarte única y exclusivamente a ello. Yo en el último año apenas si he editado vídeos porque estoy dedicado a mis clases y entrenamientos y solo lo hago como un entretenimiento.

Por experiencia sé que cuando un clavo sobresale, hay que hundirle…  ¿Cómo llevas las críticas, los recelos y las envidias que genera cierta popularidad?

Depende del caso que las haga, evidentemente las he sufrido, me engañado en campeonatos, me han tratado de niñato, he tenido problemas con otros compañeros etc. etc. pero sé que si fuera alguien que pasa desapercibido, no padecería estas cosas. La cuestión es bien sencilla, tú lo sabes hacer mejor, demuéstralo y comparte lo que sabes y si no, deja de criticar. Personalmente creo que hay que quedarse con lo positivo, es decir con esa legión de seguidores que están agradecidos por lo que les ha enseñado y aportado y que otros no han hecho. Estoy muy agradecido a todas esas personas que han valorado mi trabajo y lo que hago, eso es lo verdaderamente importante.



¿Qué proyectos inmediatos tienes?

Me he propuesto escribir un libro por año, también realizar un programa de enseñanza de la escuela  On line para aquellos que no pueden asistir físicamente, existe mucha gente en Latinoamérica que quisiera entrenar con nosotros y no puede. Quisiera subir más el nivel marcial de los alumnos, tengo muchos pero  quisiera convertirlos en grandes “guerreros”.

Y… ¿Las redes sociales?

Para mí eso es algo circunstancial, lo único que hago es compartir mis clases y mis entrenamientos, eso es lo verdaderamente importante. Si realmente trasmites y enseñas, lo demás viene solo.

                                                    Texto: Pedro Conde.

                         Fotos: Alejandro Gil de Val   (gildelvaldesign@gmail.com).  




 

domingo, 6 de agosto de 2023

JOSE RAMÓN HERREROS Y EL LEGADO DEL GRAN SENSEI YOSUKE YAMASHITA

 


 


Hay personas a las que respeto y admiro profundamente, personas que por sus acciones y sacrificios son dignos de elogio. Este es el caso de  José Ramón Herreros. Alumno del maestro  Yosuke Yamashita. Quien suscribe este artículo, también lo fue. Reconozco que el sensei fue el maestro que más me influyó y aprendí, a nivel de docencia. Me hizo sentir el kárate como ningún otro y eso que la lista ha sido extensa, sin embargo, al igual que otros alumnos, abandoné el dojo y seguí mi camino marcial. Este no fue el caso de José Ramón, desde que empezó a entrenar con él, fue su alumno fiel. Cuando por circunstancias inmobiliarias cerraron el Dojo del sensei Yamashita , él fue quien se encargó de buscar otro gimnasio donde siguiera dando clases, de llevarle al médico, de ayudarle en los “malos momentos”, inclusive, con grandes esfuerzos, montarle el Dojo Yosuke Yamashita para que dejara de dar clases en una franquicia de gimnasios… José Ramón no es una persona rica, pero no le importaba los sacrificios que tuviera que hacer por el bienestar del sensei. El día del funeral del maestro, aunque el intentaba estar en un segundo plano, toda la gente del mundillo marcial se dirigían a él.  En el réquiem tuve oportunidad de hablar y reencontrarme con muchos personajes de este arte y todos sin excepción, me hablaron de la dedicación y fidelidad de José  ¿Pero quién es José Ramón? Según lo relata él “Mi trayectoria a nivel marcial es parecida a la de muchos compañeros que llevan años entrenando artes marciales. He practicado Kenpo, Wushu, taekwondo, karate Shito Ryu. Hasta que encontré mi estilo o más bien, al maestro. En la actualidad soy 5 dan de Goyu Ryu y entrenador nacional. Simplemente me definiría como un alumno más del maestro.”



Son muchos los que son conscientes de cuál es su arte marcial, lo difícil es encontrar a ese  maestro que te guíe en él y le haga “crecer”. El caso de José Ramón Herreros no fue una excepción… “Sabía que el karate era mi camino pero no terminaba por encontrar al maestro, ni el estilo. Mi amigo Javier, compañero durante años en nuestra andadura marcial viajó a Okinawa y allí preguntó por algún maestro en España que entrenara el karate tradicional, es decir: Lo que ellos trabajaban en su Dojo y sin dudarlo le recomendaron en Okinawa a un maestro japonés (?), es decir: al maestro Yosuke Yamashita. Siguiendo sus recomendaciones fuimos a su Dojo.  Desde el primer momento hubo una química especial y una empatía difícil de describir. El maestro tenía un carácter especial, enseñaba a la antigua usanza de Japón, no eran las técnicas en si lo que le hacía diferente, sino la forma de enseñarlo, de trasmitirlo, sentía que aquello era el auténtico espíritu del karate, totalmente alejado de la competición y del deporte”.




En los tiempos actuales es difícil encontrar tanta dedicación hacia el maestro, esa entrega y gratitud a la persona que nos guía en el camino ¿Pero que significó el sensei para José Ramón Herreros? “Para mí ha sido una de las personas más importantes en mi vida. Ha sido mi maestro, mi mentor, mi guía marcial y a nivel personal: un segundo padre. Si querías discutir con el sensei lo hacía en 10 minutos, era un samurái del siglo XV viviendo en el XXI, se notaban sus genes samuráis, pero gracias a sus enseñanzas he “crecido” en todos los niveles e intento mantener vivo su legado y enseñanzas, entrenando y enseñando lo que aprendimos de él. En clase me limito a repetir lo mismas clases, sin cambios. Soy consciente que es imposible imitarlo, pero junto a un grupo de antiguos alumnos, intentamos trasmitir y entrenar su “karate” con la esperanza de alcanzar algún día su nivel, aunque eso será imposible; pero al menos, lo intentamos, para ello seguimos las directrices que nos marcó”




Cuando se habla de la diferencia del karate Goyu Ryu de Yamashita es inevitable preguntarse ¿Por qué es distinto? “Creo que las grandes diferencias entre las enseñanzas del maestro respeto a otros dojos era el énfasis que le ponía al trabajo de la respiración (tándem) y las pocas Katas que se practican en Goyu Ryu, decía que si para dominar un kata, se necesita toda una vida, para perfeccionar 80…. En la escuela tratamos de seguir la misma línea, trabajamos lo mismos katas una y otra vez en busca de la perfección. No se trata de conocer muchos katas, si no de trabajarlos correctamente y coordinarlos con la respiración. Los movimientos y el tándem deben ser solo uno. Todos los alumnos que conozco del sensei trabajamos esta misma línea pero cada uno le da un “toque” diferente o personal a sus enseñanzas. El centro incuestionablemente era él, actualmente no hay un líder o cabeza del estilo. También hay que tener en consideración que depende mucho de la época en la que se entrenó con él. El sensei como todo, fue evolucionando, no es lo mismo el karate que enseñaba en los 70 o 80 al  que se practicaba en los últimos años. Por ejemplo, en la última época trabajaba mucho el tándem, llego un día y dijo el kihon no sirve para nada, después de estar toda una vida entrenándolo. Se refería a que en una pelea o encuentro callejero, tal y como está la calle, no se podía uno preparar y ponerse en guardia, las técnicas tenían que ejecutarse desde el punto donde se estuviera. Trabajaba muy relajado y solo se concentraba en el última momento, trabajaba mucho hacía el Yu.”





En pleno siglo XXI hablar sobre el Ki o chi y su aplicación dentro de la práctica del karate puede resultar raro e incomprensible, máxime en una sociedad tan competitiva y materialista, donde todo se mide por los resultados que se obtienen en competición y los seguidores que se poseen en la red ¿Es posible su práctica y aplicación en karate, fuera de Japón? “Al margen de las clases del sensei, he ido a clases de Chi Kung. Todos hemos visto imágenes de personas haciendo proezas increíbles, Yo personalmente no me creo la mayoría de ellas,  pero lo que sí que sé es que cuando lo trabajo siento como un calor especial por todo el cuerpo, no sé si algún día llegare al nivel del sensei, desconozco que grado tenía en este aspecto, pero lo cierto es que a pesar de la edad y de las patologías que tenía, cuando entraba al tatami tenía un aura especial, eso que solo los grandes maestros poseen. No sé cómo explicarlo pero es algo que percibes.  



Llegados a este punto no es difícil plantearse: ¿tanto ha cambiado el karate como arte marcial?, ¿qué diferencia existe entre el karate tradicional y el deportivo? porque para cualquier neófito  en la práctica, sus técnicas son iguales para todos, ¿o no? “Recuerdo que el Sensei decía que el que fuera deporte olímpico era bueno de cara a la publicidad y promoción del karate, sin embargo estaba triste porque decía que se estaba perdiendo la esencia del mismo. Él trabajaba las técnicas buscando la eficacia en combate, todo aplicado  de cara a la defensa personal, no quería, ni enseñaba técnicas espectaculares, al margen de trabajar y poner mucho énfasis en la respiración (tándem), meditación, el trabajo de Ki, etc. El maestro decía que hay que saber diferenciar: a nivel de promoción y difusión es genial que el karate haya sido y pueda volver a ser olímpico. Pero tanto a nivel de katas como de kumite se le estaba dando un enfoque totalmente deportivo, donde solo prevalecen los éxitos en  competición. Para él existía otra faceta del karate, aquella que digamos no se ve, donde se trabaja hacia el interior, sin competir con nadie, solo contigo mismo. Ese es el combate más difícil ganar y es el karate que practicamos. Sé que en los tiempos que vivimos todo esto resulta incomprensible, pero es lo que hemos vivido y aprendido. Quizás todo ésto pueda resultar chocante, al maestro el dinero no le importaba, nunca le importó, ante todo y por encima de todo, estaba el estilo, lo demás, le era secundario, nunca persiguió la fama, ni el poder a nivel de organización u otros estamentos. A él solo le importaba perfeccionar su karate y enseñarlo en su Dojo. En clase de vez en cuando decía enfadado ¿Qué haces? porque alguien lo estaba haciendo mal o hacía otra cosa distinta al resto, le reñía y cuando alguien se encaraba con él, le decía: <<Si no interesa, de aquí a plaza Castilla hay muchos Dojos, por ironías del destino, hemos acabado en la Plaza Castilla. Hace tiempo dejamos el centro de Madrid”>>…”






El legendario dojo Yamashita ya no está en el centro de Madrid, se encuentra ubicado en el norte de la capital, sin embargo y a pesar de los cambios, su legado perdura.

                                              Texto: Pedro Conde.

              Fotos: Alejandro Gil de Val   (gildelvaldesign@gmail.com).   




















sábado, 5 de agosto de 2023

YOSUKE YAMASHITA, EL SAMURAI DEL KARATE.

                     YOSUKE YAMASHITA, EL SAMURAI DEL KARATE.

          El maestro Yamashita falleció el 1 de febrero de este año. El sensei fue uno de los pilares fundamentales en el desarrollo del karate en España. Por sus clases han pasado muchos de los grandes maestros de este arte. Yosuke Yamashita simplemente es parte del génesis de este arte marcial en  nuestro país, gracias a sus enseñanzas y la de otros pocos de aquella época, el karate es lo es hoy en día nuestro país, de hecho, el 30 de mayo del 2014, la federación española de karate, le otorgó el 10 dan, máxima distinción en este arte marcial. En los últimos años se acumulaban los reconocimientos por su labor, entre los cabe destacar en el año 2011, el emperador de Japón en una audiencia privada, el emperador de Japón le otorgó la medalla del Sol naciente.  Sirva este artículo como homenaje a su memoria.



 Yosuke Yamashita provenía de una familia de samuráis. De hecho, en Ohaka, se encuentran el bodaigy  (similar a un santuario) del célebre samurai Yamashita Yasazaemon Noriaki (XV); ancestro suyo. Lo único que ha mantenido del todo esta tradición familiar, es el código del bushido. Yamashita era un hombre de honor, sincero e íntegro que destacaba, más por sus acciones que por sus palabras. Era de esas personas que brillaban con luz propia en el tapiz y que luego pasaban desapercibidas en la calle. Nunca pedía nada a sus alumnos, que antes no realizara él. Predicando siempre con el ejemplo. En sus clases era quien tiraba de los alumnos, siendo famosas las sesiones de los sábados, especiales para los cintos negros. No conozco a nadie que haya tenido la oportunidad de conocerle y no sienta un  enorme respeto por él. De todos los maestros japoneses que han dado clases en España, y que he tenido la oportunidad de tratar, es el que más me ha impactado; hasta el punto que fui a entrevistarle hace más de treinta años, y decidí cambiar de estilo y de maestro. Sinceramente, a pesar de que ambos eran japoneses era imposible establecer comparaciones entre ellos. Tras más de un año de entrenamiento, abandoné definitivamente la práctica del Karate. No obstante, durante todos estos años ha permanecido inalterable el enorme respeto que siento por él y sus enseñanzas, considerándolas únicas en España (no en vano es el máximo exponente del estilo Goju ryu en Europa).




El maestro Yamashita nació  el 16 de febrero de 1941, en Tokio, en el seno de una familia adinerada. Su padre, Yasazaemon, fue profesor de biología marina del emperador de Japón,  Hiro Hito, además de ser maestro de Kendo (6 dan). Como no podía ser de otra manera, su primer contacto con las artes marciales fue con el Kendo, a la corta edad de ocho años, evidentemente bajo la tutela de su progenitor. A los  doce años decidió dejarlo y practicar Judo, el cual entrenó de forma apasionada durante tres años. El maestro, a pesar de saber manejar la katana, rehusaba hacerlo en público. "Sé que no es mi camino".  En un principio, se encontraba muy a gusto con el arte del maestro Kano. Hasta que: "Vi el Karate en la universidad, en aquel tiempo, conocía su existencia, pero no sabía lo que era realmente como arte marcial. Cuando tuve oportunidad de conocerlo, decidí practicarlo. Me sentí atraído por su fuerza, por su rapidez, por su mentalidad. En aquellos años casi todos los jóvenes se sentían atraídos por este arte marcial y yo no podía ser una excepción."



 

                                                      Link de la entrevista en español

Su padre se llevó un gran disgusto cuando le pidió permiso para poder practicarlo. De hecho, se lo prohibió, ya que era una deshonra para una familia de samuráis que lo entrenara: "Mi padre no quería que lo practicara porque mi vecino y compañero de universidad, lo entrenaba y había tenido varias peleas. En aquellos tiempos, el Karate tenía muy mala fama, parecía que era el arte marcial de los pandilleros y la gente de los barrios bajos. Por eso me lo prohibió, me decía que Judo o Boxeo sí, pero Karate, no."  Yosuke Yamashita empezó a entrenar bajo la tutela del maestro Yoshikiro Urakawa, alumno directo de Yamaguchi Gogen, el máximo exponente de la Goyu ryu. Aquello lo hizo en secreto,  sin el beneplácito de su progenitor; pero ¿A que obedecía tanta esta obstinación? ¿Qué tenía el Karate que no tuvieran las otras artes marciales? "Ante todo mentalidad, espíritu. En  1945, cuando terminó la segunda guerra mundial, todo Japón estaba destruido. Ciudades como Tokio, Osaka, Nagoya etc. estaban totalmente quemadas. No quedaba nada y apenas había nada que comer. Los jóvenes buscaban algo donde no quedaba nada. No existía el fútbol, ni el béisbol, ni posibilidad de entrenar ningún deporte. En nuestro interior algo nos decía que había que hacer algo para defenderse y desarrollarse. La vida era muy dura y las calles también. El Dojo era un reflejo de lo que había en las calles. Todos los días al finalizar la clase cuatro o cinco personas estaban sangrando, pero nadie abandonaba, era lo único que nos quedaba. Si se miran fotos de aquella época se puede apreciar que las miradas, la aptitud y las posturas son distintas."




Durante dos años lo pudo mantener en secreto, hasta que un día apareció con
un diente roto. Era imposible ocultar la evidencia: "En casa decía que practicaba Judo, en esos días, los entrenamientos de Judo también eran muy duros, pero no era comparable al del Karate, donde todos teníamos lesiones, unos en  las costillas, otros en la clavícula, yo tenía fisuras en varios dedos de la mano etc. Pero nadie abandonaba. Habíamos perdido la guerra, lo habíamos perdido todo. Tan solo nos quedaba el honor y la dignidad. El
faltar hubiera sido un acto de cobardía."

Aquella época era dura y la calle también, pero nada igualaba al espíritu del Karate: "Cuando se aprobaba el primer dan, el maestro decía: <<Muy bien, vamos a ver si realmente eres digno de llevar ese cinturón, acompáñame. >> En todas las calles había tres o cuatro jóvenes camorristas o aprendices de Yakuzas (mafia japonesa), que siempre andaban buscando pelea y que solían llevar cuchillos. Entonces el maestro decía: <<Echa de aquí a esos maleantes>>. Esto, hoy en día  puede parecer duro. Pero en aquellos tiempos el concepto del entrenamiento del Karate era solo de defensa personal y la calle, aunque parezca increíble, era más suave que el Dojo, al menos, los rivales, no tenían las manos endurecidas en el makiwara."




            Por esto y por otras muchas razones existía un gran respeto
hacía lo cinturones negros. "Se respetaba mucho la jerarquía de grados y no
por imposición, si no por méritos y aptitud. Por esta razón nunca hablabas
directamente con el maestro. Hubiera sido una falta de respeto hacia tus
superiores. Cuando tenías alguna duda o querías saber algo, te dirigías a
ellos y solo, si ellos te lo indicaban, al maestro."


Fueron años de largos y duros entrenamiento, cuando alcanzó un cierto nivel
era  frecuente que fuera a realizar kumite a otros gimnasios, casi siempre
del mismo estilo. En 1964 el maestro fue subcampeón en el torneo de la Goyu
Kay, pero aquello no se podía denominar competición, pues no existía ningún
tipo de reglamento. "Era una especie de combate sin reglas, donde no
existía ningún control en los golpes. Tanto las defensas, como los ataques, eran reales. -El maestro, bromeando, añade-: Así no existían dudas. El perdedor, terminaba sangrando o lesionado."




            Tras terminar sus estudios universitarios, una rama  de filosofía y letras, el maestro se dedica en "cuerpo y alma" a la Goyu ryu. Al poco tiempo, decide salir al mundo para dar a conocer su estilo. El primer país donde instala es en Dinamarca, más tarde, se trasladó a
Alemania.

En 1970 es invitado por el maestro Suzuki para  participar  en el
campeonato europeo "senior" de W.U.K.O. celebrado en Londres. En esta ciudad tomó una decisión que cambiaría su vida.  "Allí acudimos cuatro representantes de la Goyu Ryu. Los maestros Ogawa, Tokio Funashako, Gosen Yamaguchi, el segundo hijo de Yamaguchi Gogen y Yo, que en aquellos días daba clases en Dusseldorf. En esta ciudad era muy normal el estar a cinco o siete grados bajo cero. La ciudad estaba cubierta de nieve durante todo el invierno. Por el clima no se podía ser muy sociable. Me parecía que la gente era muy triste, seca. Es difícil de imaginar lo que influye el sol en el carácter de una persona. A lo largo de los meses de invierno, se sucedían las semanas sin que saliera el sol y casi todos los días nevaba. Por la tarde, enseguida se hacía de noche. Yo no me encontraba a gusto, algo fallaba. Pensaba que era como las plantas, que sin sol no podía vivir. Allí en Londres, coincidí con varios compatriotas. El maestro Ishimi, estaba hospedado en la habitación de al lado. Le pregunté que si en España había sol y me dijo que era el país del sol, me habló de la alegría de la gente, que no había apenas maestros de Karate y que no había ningún  representante de La Goyu Ryu. Animado por los maestros Funashako y Yamaguchi, decidí venir a conocerlo. El maestro Ishimi me facilito todo, hasta me había buscado un lugar donde dar clases, el gimnasio Samurai.
Llegué con una pequeña maleta para conocer esto y a la semana llame a
Dusseldorf para que me enviaran el resto de mis pertenencias, ni siquiera
fui a por ellas, había encontrado lo que buscaba."




El resto, querido lector, pertenece a la historia del Karate Español. En aquellos días, el secretario general de deportes, se puso en contacto con D. Fernando Franco de Saravía, maestro de Judo y Federativo. Este organizó el primer festival de artes marciales. En él participaron los maestros
coreanos de Taekwondo Choi, Shik, Kim, Cho, y los maestros japoneses de Karate Ishimi, Igarashi, Hiruma y Yamashita. Aquel fue el primer encuentro del maestro con sus majestades, los reyes eméritos, pero no el único. "Participé en varias exhibiciones para sus majestades, aparte de acudir a la Zarzuela como uno de los participantes de la delegación de Karate, como miembro de la comunidad japonesas, en las visitas del emperador de Japón etc. Recuerdo que su majestad era muy simpático, amable y afable, un hombre del pueblo. La reina también era muy simpática, solo hablaba inglés. Ella es una gran dama, más aristocrática. El Rey, en la primera visita del Emperador Aki Hito me saludó efusivamente y me dijo: 'Maestro, mi amigo, te presento al emperador de Japón'."


            Aparte de su majestad, muchas personas célebres y no tan celebres mostraban su interés por conocer el Karate. El maestro recuerda con agrado, su infatigable tarea de difundir y enseñar, en aquella época,  la Goyu ryu en España. ¿Tan importante era y es el estilo para él? ¿Qué le
diferencia de los otros? "En Karate, cada estilo realiza un énfasis especial en algo. La Goyu ryu realiza ese énfasis en la respiración y concentración, en que circule bien la energía. El aire es la fuerza de la vida, no se ve, pero sin él no podríamos vivir. Hay que aprender a aspirar y expirar correctamente para que el aire entre y salga correctamente del tándem, de aquí sale todas las fuerzas psíquicas y corporales del hombre."




Para potenciar la energía, todos los días el maestro realizaba los mudras, unos ejercicios respiratorios  ¿Pero que son  y cómo se realizan? "Los siete puntos vitales o mudras son unas  posiciones de los dedos de las manos que se deben ejecutar juntos con una pronunciación de ciertas palabras místicas para alcanzar el estado perfecto de meditación, es decir tu ser se unifica con el todo."
 
Estos ejercicios, nos explicaba el maestro en clase, no tenían nada que ver con el desarrollo de otros sentidos especiales como por ejemplo el tercer ojo. "Este se encuentra en medio de la frente, gracias a él se puede percibir  lo que va a hacer otra persona;  esto aplicado al Karate es sentir, ante de que te ataquen, el golpe que se va a ejecutar”.

             Todas aquellas explicaciones, daban lugar a que algunos tuviéramos ciertas dudas ¿Entonces que era el "Do"? -El maestro con una sonrisa displicente explicaba:- "Do es una forma de entender la vida, de saber comportarte bien con amigos y familia. De trabajar, de entrenar correctamente. Es decir es encontrar tu equilibrio físico y mental con el mundo que te rodea".

            Yosuke Yamashita  para  llevar todo esto a la práctica y tener despiertos los sentidos hacía todos los años, ayunos voluntarios. 

"De vez en cuando hay que hacerlo, a veces hasta lo pide el propio organismo. ¿Qué pasa en las fiestas o en los guateques donde se come y se bebe mucho? Al día siguiente o por la noche no te apetece comer, te sientes mal, necesitas limpiar tu cuerpo y tú solo te impones el comer menos o inclusive ayunar. El ayuno es imprescindible para mantener un equilibrio entre el cuerpo y la mente. Es una prueba de mentalidad, de resistencia, de limpieza y purificación tanto física como mental. Después de esto todos los sentidos funcionan mejor."




¿Tan importantes son? ¿Por qué hay que tenerlos despiertos?

"Si se compara a los animales salvajes con los hombres, ellos todavía tienen desarrollado la vista, el oído, el gusto, el instinto de la caza, de la lucha por la supervivencia etc. Pero si los coges y los metes en un zoológico y les facilitas la comida, después de un tiempo es otro animal. Está como aletargado, apenas se mueve, se vuelve vago, está todo el día durmiendo, se vuelve amable e inofensivo. Tiene atrofiados los sentidos.
Con los años deja de ser lo que era. Se vuelve cobarde y depende totalmente de hombre. Ha perdido su instinto, su fuerza, su agresividad, su capacidad
para luchar. Si se observa a un león o tigre de un zoológico, nada tiene que ver con uno de la selva. La gran diferencia entre los primeros con los segundos es  que estos últimos tiene despiertos sus sentidos naturales.




 El hombre al igual que las fieras debe de mantener despiertos sus
sentidos. Si el maestro no los tiene despiertos ¿Cómo lo va poder transmitir a los alumnos? Si no trabaja con el Hara, si no tiene aptitud, mentalidad ni
espíritu ¿Cómo van a encontrar el "Do"  los alumnos?"





Es posible en la sociedad en la que vivimos ¿Qué todo esto se mantenga?  ¿Qué perdure la mentalidad del pasado? ¿Qué queda del aquel espíritu y aptitud que existía en Japón?

"En aquella época todo era distinto, no sola la mentalidad, la aptitud, si no la vida era más dura, hoy en día se tiene de todo. Así es muy difícil desarrollar la aptitud o el espíritu del guerrero. Todo es más fácil. Cualquiera tiene coche, ordenador, móvil etc.  La vida resulta muy cómoda.
Los alumnos trabajan en oficinas o en otros oficios parecidos y no pueden acudir a sus trabajos lesionados o marcados. Saben que su familia depende de ellos y por eso, el entrenamiento de algunos, es muy flojo, pelean con miedo. No pueden permitirse el lujo de lesionarse y faltar a su trabajo. Algunos ya han entendido que todo depende de la mentalidad con la que se entrene. Si se pone un ladrillo para que lo rompa una persona no entrenada, lo más seguro, es que termine con la mano rota. Sin embargo, si su entrenamiento es adecuado, duro. Con el tiempo será capaz, no de romper un ladrillo, si no varios y no hacerse daño. Todo dependerá de las enseñanzas del maestro y la aptitud de los alumnos."

 

Estas enseñanzas y otras muchas perduran en las clases de su Dojo en Madrid, donde aún se respira ese espíritu del karate. José Manuel Herrero lucha por mantener vivo el legado del sensei. El maestro aunque no está presente físicamente, sigue estándolo al menos espiritualmente, el “aura” se mantiene.

                                                          Por

                                                     Pedro Conde

            Fotos Antonio Mora y de albún personal del GM. Yosuke Yamasita