lunes, 27 de diciembre de 2021
jueves, 9 de diciembre de 2021
El control de la agresividad
EL CONTROL DE LA AGRESIVIDAD
Mucha gente, incluyendo algunos practicantes, piensan que las artes marciales poten[1]cian la agresividad, cuando en realidad ocurre algo muy diferente: en realidad las artes marciales permiten controlar la agresividad.
Nos introducimos con este artículo en un terreno siempre
delicado: el de la violencia, la agresividad y las artes marciales. Partimos de
la base de que el ser humano, como animal que es, tiene instintos agresivos. La
agresividad, al igual que el amor o la
sociabilidad, forma parte de la supervivencia biológica. Pero además es que
vivimos en una sociedad altamente agresiva (competitiva, despersonalizada),
donde las artes marciales pueden jugar un importan[1]te
papel para canalizar la energía agresiva y transformarla en energía positiva
para la comunidad.
El término agresividad hace referencia a un conjunto de patrones
de actividad que pueden manifestarse con intensidad variable, incluyendo desde
la pelea física hasta los gestos o expresiones verbales que aparecen en el
curso de cualquier negociación. La palabra agresividad procede del latín, en el
cual es sinónimo de acometividad. Implica provocación y ataque.
La agresividad no es de por sí negativa, es un instrumento
más que en ciertas ocasiones puede resultar muy útil para evitar injusticias y
para defenderse o defender a los demás. Pero para ello es indispensable aprender
a controlarla, y la práctica marcial tal vez sea la vía óptima para lograrlo.
Controlar la agresividad no significa anularla, sino ser capaz de dirigirla y
de utilizarla en los momentos y situaciones idóneas. La agresividad es
indispensable en la práctica marcial. Todo instructor de artes marciales que
estudie atentamente a sus alumnos habrá observado a menudo un hecho bastante
paradójico: ocurre que algunos alumnos muy técnicos, rápidos y eficaces durante
el entrenamiento y en peleas informales con compañeros resultan luego bastante
timoratos, ineficaces y asustadizos en combates de competición. Esto supone con
frecuencia un auténtico quebradero de cabeza para numerosos instructores y
entrenadores que no entienden cómo un chico tan eficaz en el gimnasio suele
salir siempre derrotado del tatami o del ring. Esto ocurre por una carencia de
agresividad que acarrea una inseguridad en el practicante. Como el lector habrá
podido apreciar, a nivel marcial, la agresividad no es mala; si esta se
controla. Además no siempre conduce a la violencia física; nuestro objetivo
como artistas marciales es que esto no ocurra más que cuando sea
imprescindible. Para empezar, el entrenamiento marcial constante logra que
buena parte de la agresividad acumulada en el día a día la descarguemos
periódicamente sobre un saco o un pao, en vez de hacerlo sobre familiares,
amigos o desconocidos. La posibilidad de desfogarse, de quemar energías y
lanzar puñetazos de manera inofensiva para nuestros semejantes evita que a
menudo “explotemos” de manera incontrolada en los momentos más estresantes de
la cotidianidad.
gran seguridad en uno mismo, y esto no sólo evita ser
agredido, sino que sobre todo evita ser agresor. Para empezar, porque alguien
que confía en sí mismo no necesita ir por ahí provocando a los demás para
demostrar nada. Alguien que se sabe capaz de hacer mucho daño, no sólo tenderá
a evitar la confrontación física, sino que en caso de que sea inevitable sabrá
cómo controlar al adversario sin dañarle en exceso. El auto-control es de lo
primero que se debe de enseñar a un alumno que va a dedicar parte de su tiempo
a aprender junto a otras personas a pelear. En el entrenamiento diario debe
reinar un gran respeto entre los practicantes, lo que exige un estricto control
de la agresividad para que esta no degenere en enfrentamientos. Hay que crear
un ambiente de camaradería y sustituir la competición interna por apoyo mutuo.
Insistir en la autosuperación, no en la superación de los demás, y en la
humildad (que no significa sumisión ni apocamiento) en vez de la altanería. La
agresividad ha de quedarse en los golpes al saco o a los aparatos de
entrenamiento. Contrariamente a lo que se piensa, el control de la agresividad
resulta especialmente importante para un competidor. Tanto en un tatami como en
un ring la deportividad y el respeto del adversario son siempre más valorados
que la agresividad desatada. Si bien es cierto que en ciertas prácticas
marciales, como los deportes de contacto, resulta imprescindible altas dosis de
agresividad, no es menos cierto que la clave del triunfo deportivo está en el
control de ésta. Ahí están los ejemplos de los competidores más apreciados en
boxeo: Muhammad Alí, Ray Sugar Leonard, Pernell Whittaker, Evander Holyfield y
Oscar de la Hoya. Todos excelentes boxeadores que siempre han sabido cuando hay
que“guardar la cabeza bien fría” y cuando desatar una agresividad inteligente.
Y es que en efecto, y esto es aplicable a la defensa personal, el
comportamiento agresivo está muy relacionado con la descarga de adrenalina. Una
hormona que prepara el cuerpo para el enfrentamiento, pero que si no se
controla tiende a cegar la inteligencia y a desatar comportamientos de pánico e
irreflexión. Para el combate real Bruce Lee recomendaba “la desesperación
organizada”, es decir, ser capaz como de “encender y apagar” la agresividad
según lo demande la situación. Así, en las distancias de combate larga y de
suelo recomendaba guardar la calma para estudiar al adversario y moverse con
inteligencia, mientras que en las distancias media y corta recomendaba
descargar toda la agresividad. Evidentemente, esto es el fruto de años de
entrenamiento, pero es a menudo lo que distingue a un gran maestro marcial. Por
otro lado, en la calle, ser capaz de controlarse sin dejarse amedrentar por la
agresividad del otro da una sensación de auto[1]confianza
y superioridad que puede evitar gran parte de las peleas. Pero no siempre se
puede eludir la violencia, y a veces no queda otra que defenderse y no dejarse
pisar. En tal caso cuanto mejor podamos controlar nuestra agresividad, más
posibilidades tendremos de evitar daños, tanto propios como ajenos, y de
neutralizar el conflicto y si con algo se controla la agresividad es con la
práctica continuada de las artes marciales y de combate.
miércoles, 3 de febrero de 2021
La saga de Mr .Vampire
Dado el éxito alcanzando en ambos
mercados, aquello marcaría un antes y un después. Obviamente en las
producciones de Hong Kong se volvería a abordar la temática, estaba claro que
el género del terror interesaba al público. Inclusive se llegó a mezclar con
otros géneros, sin ir más lejos Laung Kar Leung lo hizo con comedia en “El
Mono tramposo en el fuego sagrado” y los repetiría en su segunda parte: “The
spiritual Boxer II”.
Los filmes de terror marcarían a
productores, directores y actores de la industria. Sammo Hung
recordaba las historias que le contaba su madre en su infancia sobre cuentos
sobrenaturales del libro “Strange Stories from a Chinese”. Una recopilación de cuentos clásicos chinos de
Pu Songling, la cual comprende
cerca de quinientos relatos. Muchos de ellos llevados al cine o inclusive a la
televisión. En ellos se hablaba sobre estos entes sobrenaturales.
Influenciado por aquellos relatos, el
“Dragón Gordo” en 1980, escribió, coreografió, protagonizó y dirigió “Encuentros
en el más allá” Un éxito rotundo de taquilla (HK $5,675,626.00). En 1982
volvería a abordar el tema y repetir las mismas facetas, con la salvedad de la
dirección,” The Dead and the Deadly II”, duplicando lo beneficios (Box
Office: HK $10,104,527.00).
Estaba claro que aquello era un gran
“filón” que había que explotar. En 1985 Ricky Lau preparó el guión de “Mr.
Vampire”, como algo anómalo en una producción de Hong Kong, el
libreto fue revisado por Roy Szeto, Wong Ying y
Barry Wong. Más tarde lo haría Eric Tsang y por último Sammo Hung, el
productor, dando el último retoque.
Como director, Ricky Lau tenía muy claro cómo y de qué manera quería materializar el largometraje. Sammo Hung le recomendó a Lam Ching-ying para interpretar el papel protagonista. El director había visto a Lam en “El hijo pródigo”, en la que había trabajado como director de fotografía. Lau declaró sobre aquella elección: "Parece frío y serio, pero tiene buen corazón", por eso creo que era adecuado para el papel”.
Lam Ching estaría arropado por Ricky Hui,
hermano de Michael y Samuel Hui. Famosos humoristas en aquellos días. Estaban
considerados como los hermanos Marx del sureste asiático, sus comedias “Mr.
Boo” y “los Líos e Mr. Bo” habían batido récords de taquilla. Chin Siu-Ho,
actor conocido de la Shaw Brothers, interpretaría a su compañero de aventuras,
fue elegido porque sabía Kung Fu y todo sobre todo porque en las escenas de
acción no usaba especialistas.
Para el papel femenino, el director
quería un rostro fresco con el que la gente no estuviera familiarizada.
Casualmente vio a Moon Lee en una película, sabía que era bailarina, no
experta en artes marciales, y “casi” novel en la actuación, pero creyó que era
ideal para el papel, así que se puso en contacto con ella y le ofreció el
trabajo.
El otro papel femenino recayó en Pauline
Wong, actriz que le había impresionado por su interpretación en “Possessed
II”, perfecta para el personaje de fantasma sensual.
El equipo de
producción construyó una aldea que aparece en las escenas del principio y del
final de la película, mientras que otras escenas se rodaron en un plató que se
encontraba cerca de Taipéi. En
los estudios Golden Harvest se rodaron las
escenas finales cuando el maestro Taoista está preso en la cárcel.
Las escenas de
acción de la película y lucha fueron coreografiadas por Lam Ching-ying y
su compañero de academia Yueh Wah. Este último, aparte interpretaría al
vampiro Yam. Sus compañeros de reparto afirmaron que el actor fue el que más
sufrió y trabajó del todo el rodaje. “Mr. Vampire” se filmó durante los meses de verano, extremadamente
calurosos y húmedos en Asia. Aparte a Yuen Wah no se le permitía quitarse la máscara de
plástico y el maquillaje de la cara. Para su caracterización tenía que ir
varias horas antes al estudio para que el equipo de maquillaje hiciera su
trabajo. Pasaba la jornada laboral sin poder moverse, hablar o comer
adecuadamente, toda su comida tenía que ser liquida.
Tras pasar un
auténtico calvario, por necesidades del guión, muchas de las escenas de vampiro
Yam fueron eliminadas porque rompían el ritmo de la comedia. De hecho, la
mayoría de las escenas de terror fueron eliminadas para dar paso a la comedia.
Irónicamente el
trabajo de Yuen Wah, uno de los principales protagonistas del largometraje,
quedó en el anonimato, inclusive rodó la escena más peligrosa cuando queman al
vampiro (las llamas y el aceite eran reales).
El rodaje de “Mr. Vampire” fue agotador, existían 2 turnos de 12
horas. El turno diurno era de siete de la mañana a siete de la
tarde. El turno de noche era desde las siete de la tarde hasta las siete
de la mañana. Evidentemente director, actores principales y el vampiro, no
descansaron durante algunas semanas.
“Mr. Vampire” contaba originalmente con un presupuesto
de 4,5 millones de dólares de Hong Kong, pero a mitad de la producción, ya se
había gastado. Ricky Lau tuvo que pedir más dinero para terminar su
trabajo. Al final el largometraje tuvo un coste de 8,5 millones. Una auténtica
millonada para las producciones de Hong Kong.
Sammo Hung como productor estimó que la película
podía tener unas pérdidas de 2 a 3 millones de dólares, siendo un gran fiasco
para Golden Harvest.
“Mr. Vampire” se
estrenó el 7 de noviembre de 1985 y, contra todo pronóstico fue un tremendo
éxito (Box Office: HK $20,092,129.00), triunfando allá donde se proyectó y,
curiosamente, fue una de las pocas producciones que salió del mercado asiático
y se distribuyó en occidente. Raro fue el país donde no se editó en vídeo e
incluso, hasta en algunos de ellos, se estrenó en cines.
Antes del estreno algunos vaticinaban que
el posible fracaso de “Mr. Vampire”
llevaría a Ricky Lau y Lam Ching-ying al ostracismo total dentro
de la industria, pues al igual que ocurría en Hollywood, en la Colonia no
olvidan los fracasos, ni los grandes fiascos.
Afortunadamente para los dos, el filme
fue un tremendo éxito y encasilló de por vida a Lam
Ching-ying como el maestro taoísta por excelencia en estas
producciones. Curiosamente el actor a pesar de haber trabajado con Bruce Lee
en todos sus largometrajes, a excepción de “El furor del dragón”, no
pasaba de ser un segundón hasta que “Mr. Vampire” le lanzó a la fama primero en oriente y tiempo
después, en occidente.
La saga de Mr. Vampire
Tras su éxito, se inició una franquicia Mr.
Vampire con una serie de cuatro películas dirigidas
por Ricky Lau, a este género se le denominó jiangshi en Hong Kong.
Apenas un año después del estreno de la
primera se volvió a juntar el mismo equipo para rodar una segunda parte (1986).
El título chino de la película se traduce literalmente como "Familia de
vampiros", sin embargo, en occidente se distribuyó como “Mr.
Vampire II”.
El filme no termino de convencer a la
crítica pero que sin embargo, si funcionó en taquilla (Box Office: HK
$17,072,137.00). En esta ocasión había menos comedia y aprovechando el tirón de
“E.T.” (1982) y algún filme protagonizado por chiquillos, se incluyó en el
filme un argumento parecido o similar que se desarrollo en la primera parte,
donde el hilo de la historia gira en torno a un grupo de niños que protegen a
un vampiro de su edad que ha perdido a sus padres (?). Hasta la mitad del
largometraje no aparece Lam Ching-ying y Yuen Biao el cual tan
solo tiene una escena para “lucir” sus habilidades. Evidentemente las artes
marciales brillan por su ausencia. El filme mantiene una línea irregular, con
una primera parte infantil y una segunda para adultos, donde un final trágico
rompe la línea inicial del filme.
El 17 de diciembre de 1987 para mantener
las buenas costumbres de la industria, se estrenó “Mr. Vampire
III”, El título chino de la película se traduce literalmente como “Mr.
Spiritual Fantasy”. En ella se volvería a juntar el mismo
equipo. En esta ocasión, el guión y las
directrices se asemejaban más a la primera parte. Para publicitarla hicieron un
pequeño cameo Sammo Hung, Wu Ma, Corey Yuen y Teddy Yip. Comparándola con
su antecesora, aquí si existen escenas de artes marciales, era un filme para
adultos, no un híbrido para dos mercados. Esto se dejó notar en la taquilla,
recaudando más que su antecesora (Box Office: HK $ 19,460,536.00).
La cuarta de la serie llevó por título “Uncle
Vampire”, se estrenó el 22 de diciembre de 1988. En esta ocasión Lam Ching-ying no participó, ya que por un lado
no se llegó a un acuerdo económico y por otro, Ricky Lau quería innovar
dentro del género “jiangshi”.
“Mr. Vampire IV” fue
protagonizada por Wu Ma que ejercía de monje taoísta que compartía
cartel con Anthony Chan Ya, personaje que rescataron de la primera
entrega. El filme fue el que tuvo el coste más bajo de rodaje de toda la saga.
Básicamente la historia se desarrolla entre las casas de ambos, juntas en medio
de un bosque, sus propietarios y vecinos
poseen caracteres y creencias dispares por lo que sus piques y malentendidos se
multiplican en su relación. Sus ayudantes:
Chin Ka-Lok, experto en artes marciales y la atractiva Rachel
Lee Lai-Chun, aportaron el “toque juvenil”. La primera parte es comedia y
la segunda es claramente “jiangshi”. Mantiendo un equilibrio perfecto. Lo
cierto es que no se echa en falta a Lam Ching-ying y así lo entendió el
público, pues funcionó bien en taquilla (Box Office: HK $14,038,901.000).
Lam Ching-ying, como he dicho anteriormente
quedó encasillado para siempre en su personaje de monje taoísta, inclusive
llegó a rodar una serie de televisión “jiangshi” emitida durante los años 1996 a 1997. Sin
embargo, durante la filmación de la tercera temporada, Lam desarrollo cáncer de hígado y falleció antes de que la serie finalizara.
Respecto a Ricky Lau se especializó en
el género “jiangshi” y prácticamente toda su filmografía como director se
consagró a este género.
Por
Francesc Fernández y Pedro Conde
Si queréis ver la saga completa la podréis encontrar en el siguiente enlace
The Duel
“The duel” (1971) en algunos países como Norteamérica se estrenó como “Duel of the Iron Fist”. Curiosamente ese mismo año, Chang Cheh dirigió “Duel of Fists”, por lo que durante años ha dado lugar a confusiones entre los aficionados de género, es más, muchos aún creen que es la misma película.
El
desconcierto aumentó y se acrecentó con el trascurso del tiempo, sobre todo en
Norteamérica con la distribución en vídeo. "The Duel" se editó con los
siguientes títulos: "Duel of Iron Fists" & "Duel
of the Shaolin Fist" & "Iron Fist Pillage" & "Big
Duel". Si no quejábamos del “baile” de títulos en España, en algunos
países con los doblajes y montajes no les fue mucho mejor…
En
un principio sólo salió al mercado del vídeo en EE.UU. Durante años los
aficionados se hicieron con diferentes versiones, para poder apreciar el film
en todo su esplendor, por ejemplo, en la edición “Duel of the Shaolin fist”
cortaron 11 minutos del principio, incluyendo la primera gran pelea de la
película. Del final también eliminaron tres minutos, lo más sangrientos y
violentos. En las otras versiones, no fue mucho mejor… uno de los motivos fue
que aparecían retazos de la banda sonora de “2001 odisea en el espacio”.
Resumiendo:
dependiendo de la versión, faltaba una parte de la película. Entre los aficionados,
sobre todo norteamericanos,esta era una película emblemática pues formó parte
de la primera remesa de películas de Kung Fu que se proyectaron en aquel país y
luego, por defecto, en algunos países de Europa.
Quizás
comentar todo esto en 2020 suena ridículo, pero este film se rodó hace 50 años
y se estrenó en occidente hace más de 45 años, en una época en la cual en los
largometrajes de Hollywood no se veía una gota de sangre. Un tiempo en que la
gente moría por una flecha o una bala y la sangre brillaba por su ausencia. Por
lo que no es difícil de imaginar el interés que despertaba esta película,
quizás una, por no decir de las más sangrientas y violentas rodadas en Hong
Kong. De hecho, por su violencia, cuando se estrenó en cines en el “país de las
libertades”, concretamente el 17 de mayo de 1973, en Bismarck (Dakota), se
eliminaron más de 20 minutos de metraje por su excesiva violencia y sangre.
Está
considerada como la primera película de “triadas” que se rodó en Hong Kong. En
el doblaje tanto en oriente como en occidente, se la denominaron “bandas”, por
cierto, Chang Cheh contaba con un joven asistente de producción, su
nombre: John Woo. Curiosamente 15 años después, Ti Lung
protagonizaría "A Better Tomorrow”, donde volvía a repetirse la
misma temática y valores de los personajes con la salvedad que en esta ocasión,
la acción se desarrollaba en la época actual.
“The duel” se estrenó en varios países de Latinoamérica, en Argentina y
México se tituló “La venganza de los dragones”. Hace tiempo apareció en
algunos foros que se había sido editado en vídeo (?).
“The duel” se estrenó en Hong Kong del 21 de abril al 6 de mayo de 1971,
en el festival de cine de la Colonia, donde fue muy bien acogida por la crítica
y más tarde por el público por su temática y sobre todo acción, siendo un gran
éxito (HK $ 1.375.619,20). A partir de ahí, nació el género de las triadas que
se volvería a abordar en innumerables producciones.
En
Norteamérica la mayor promoción la hizo la crítica, la cual hizo hincapié que a
pesar del título, en “Duel of the Iron Fist” no había peleas con los
puños, solo de cuchillos y hachas. Escenas de una violencia exacerbada,
comparando sus escenas de sangre con los largometrajes de Samuráis y Yakuzas.
Respecto
al elenco de actores poco que agregar: Ti Lung y David Chiang
bajo la dirección de Chang Cheh. La coreografía de Tong Kai.
Hay
tantas muertes en el largometraje que prácticamente intervinieron en ella casi
todos los extras de la Shaw, entre ellos cabe destacar: Chen Kuan-Tai,
Chen Sing, Jason Pai Piao, Cliff Lok, Yuen Wo-Ping y sus hermanos Yuen Shun-Yi
y Yuen Cheung-Yan, etc...