sábado, 5 de agosto de 2023

YOSUKE YAMASHITA, EL SAMURAI DEL KARATE.

                     YOSUKE YAMASHITA, EL SAMURAI DEL KARATE.

          El maestro Yamashita falleció el 1 de febrero de este año. El sensei fue uno de los pilares fundamentales en el desarrollo del karate en España. Por sus clases han pasado muchos de los grandes maestros de este arte. Yosuke Yamashita simplemente es parte del génesis de este arte marcial en  nuestro país, gracias a sus enseñanzas y la de otros pocos de aquella época, el karate es lo es hoy en día nuestro país, de hecho, el 30 de mayo del 2014, la federación española de karate, le otorgó el 10 dan, máxima distinción en este arte marcial. En los últimos años se acumulaban los reconocimientos por su labor, entre los cabe destacar en el año 2011, el emperador de Japón en una audiencia privada, el emperador de Japón le otorgó la medalla del Sol naciente.  Sirva este artículo como homenaje a su memoria.



 Yosuke Yamashita provenía de una familia de samuráis. De hecho, en Ohaka, se encuentran el bodaigy  (similar a un santuario) del célebre samurai Yamashita Yasazaemon Noriaki (XV); ancestro suyo. Lo único que ha mantenido del todo esta tradición familiar, es el código del bushido. Yamashita era un hombre de honor, sincero e íntegro que destacaba, más por sus acciones que por sus palabras. Era de esas personas que brillaban con luz propia en el tapiz y que luego pasaban desapercibidas en la calle. Nunca pedía nada a sus alumnos, que antes no realizara él. Predicando siempre con el ejemplo. En sus clases era quien tiraba de los alumnos, siendo famosas las sesiones de los sábados, especiales para los cintos negros. No conozco a nadie que haya tenido la oportunidad de conocerle y no sienta un  enorme respeto por él. De todos los maestros japoneses que han dado clases en España, y que he tenido la oportunidad de tratar, es el que más me ha impactado; hasta el punto que fui a entrevistarle hace más de treinta años, y decidí cambiar de estilo y de maestro. Sinceramente, a pesar de que ambos eran japoneses era imposible establecer comparaciones entre ellos. Tras más de un año de entrenamiento, abandoné definitivamente la práctica del Karate. No obstante, durante todos estos años ha permanecido inalterable el enorme respeto que siento por él y sus enseñanzas, considerándolas únicas en España (no en vano es el máximo exponente del estilo Goju ryu en Europa).




El maestro Yamashita nació  el 16 de febrero de 1941, en Tokio, en el seno de una familia adinerada. Su padre, Yasazaemon, fue profesor de biología marina del emperador de Japón,  Hiro Hito, además de ser maestro de Kendo (6 dan). Como no podía ser de otra manera, su primer contacto con las artes marciales fue con el Kendo, a la corta edad de ocho años, evidentemente bajo la tutela de su progenitor. A los  doce años decidió dejarlo y practicar Judo, el cual entrenó de forma apasionada durante tres años. El maestro, a pesar de saber manejar la katana, rehusaba hacerlo en público. "Sé que no es mi camino".  En un principio, se encontraba muy a gusto con el arte del maestro Kano. Hasta que: "Vi el Karate en la universidad, en aquel tiempo, conocía su existencia, pero no sabía lo que era realmente como arte marcial. Cuando tuve oportunidad de conocerlo, decidí practicarlo. Me sentí atraído por su fuerza, por su rapidez, por su mentalidad. En aquellos años casi todos los jóvenes se sentían atraídos por este arte marcial y yo no podía ser una excepción."



 

                                                      Link de la entrevista en español

Su padre se llevó un gran disgusto cuando le pidió permiso para poder practicarlo. De hecho, se lo prohibió, ya que era una deshonra para una familia de samuráis que lo entrenara: "Mi padre no quería que lo practicara porque mi vecino y compañero de universidad, lo entrenaba y había tenido varias peleas. En aquellos tiempos, el Karate tenía muy mala fama, parecía que era el arte marcial de los pandilleros y la gente de los barrios bajos. Por eso me lo prohibió, me decía que Judo o Boxeo sí, pero Karate, no."  Yosuke Yamashita empezó a entrenar bajo la tutela del maestro Yoshikiro Urakawa, alumno directo de Yamaguchi Gogen, el máximo exponente de la Goyu ryu. Aquello lo hizo en secreto,  sin el beneplácito de su progenitor; pero ¿A que obedecía tanta esta obstinación? ¿Qué tenía el Karate que no tuvieran las otras artes marciales? "Ante todo mentalidad, espíritu. En  1945, cuando terminó la segunda guerra mundial, todo Japón estaba destruido. Ciudades como Tokio, Osaka, Nagoya etc. estaban totalmente quemadas. No quedaba nada y apenas había nada que comer. Los jóvenes buscaban algo donde no quedaba nada. No existía el fútbol, ni el béisbol, ni posibilidad de entrenar ningún deporte. En nuestro interior algo nos decía que había que hacer algo para defenderse y desarrollarse. La vida era muy dura y las calles también. El Dojo era un reflejo de lo que había en las calles. Todos los días al finalizar la clase cuatro o cinco personas estaban sangrando, pero nadie abandonaba, era lo único que nos quedaba. Si se miran fotos de aquella época se puede apreciar que las miradas, la aptitud y las posturas son distintas."




Durante dos años lo pudo mantener en secreto, hasta que un día apareció con
un diente roto. Era imposible ocultar la evidencia: "En casa decía que practicaba Judo, en esos días, los entrenamientos de Judo también eran muy duros, pero no era comparable al del Karate, donde todos teníamos lesiones, unos en  las costillas, otros en la clavícula, yo tenía fisuras en varios dedos de la mano etc. Pero nadie abandonaba. Habíamos perdido la guerra, lo habíamos perdido todo. Tan solo nos quedaba el honor y la dignidad. El
faltar hubiera sido un acto de cobardía."

Aquella época era dura y la calle también, pero nada igualaba al espíritu del Karate: "Cuando se aprobaba el primer dan, el maestro decía: <<Muy bien, vamos a ver si realmente eres digno de llevar ese cinturón, acompáñame. >> En todas las calles había tres o cuatro jóvenes camorristas o aprendices de Yakuzas (mafia japonesa), que siempre andaban buscando pelea y que solían llevar cuchillos. Entonces el maestro decía: <<Echa de aquí a esos maleantes>>. Esto, hoy en día  puede parecer duro. Pero en aquellos tiempos el concepto del entrenamiento del Karate era solo de defensa personal y la calle, aunque parezca increíble, era más suave que el Dojo, al menos, los rivales, no tenían las manos endurecidas en el makiwara."




            Por esto y por otras muchas razones existía un gran respeto
hacía lo cinturones negros. "Se respetaba mucho la jerarquía de grados y no
por imposición, si no por méritos y aptitud. Por esta razón nunca hablabas
directamente con el maestro. Hubiera sido una falta de respeto hacia tus
superiores. Cuando tenías alguna duda o querías saber algo, te dirigías a
ellos y solo, si ellos te lo indicaban, al maestro."


Fueron años de largos y duros entrenamiento, cuando alcanzó un cierto nivel
era  frecuente que fuera a realizar kumite a otros gimnasios, casi siempre
del mismo estilo. En 1964 el maestro fue subcampeón en el torneo de la Goyu
Kay, pero aquello no se podía denominar competición, pues no existía ningún
tipo de reglamento. "Era una especie de combate sin reglas, donde no
existía ningún control en los golpes. Tanto las defensas, como los ataques, eran reales. -El maestro, bromeando, añade-: Así no existían dudas. El perdedor, terminaba sangrando o lesionado."




            Tras terminar sus estudios universitarios, una rama  de filosofía y letras, el maestro se dedica en "cuerpo y alma" a la Goyu ryu. Al poco tiempo, decide salir al mundo para dar a conocer su estilo. El primer país donde instala es en Dinamarca, más tarde, se trasladó a
Alemania.

En 1970 es invitado por el maestro Suzuki para  participar  en el
campeonato europeo "senior" de W.U.K.O. celebrado en Londres. En esta ciudad tomó una decisión que cambiaría su vida.  "Allí acudimos cuatro representantes de la Goyu Ryu. Los maestros Ogawa, Tokio Funashako, Gosen Yamaguchi, el segundo hijo de Yamaguchi Gogen y Yo, que en aquellos días daba clases en Dusseldorf. En esta ciudad era muy normal el estar a cinco o siete grados bajo cero. La ciudad estaba cubierta de nieve durante todo el invierno. Por el clima no se podía ser muy sociable. Me parecía que la gente era muy triste, seca. Es difícil de imaginar lo que influye el sol en el carácter de una persona. A lo largo de los meses de invierno, se sucedían las semanas sin que saliera el sol y casi todos los días nevaba. Por la tarde, enseguida se hacía de noche. Yo no me encontraba a gusto, algo fallaba. Pensaba que era como las plantas, que sin sol no podía vivir. Allí en Londres, coincidí con varios compatriotas. El maestro Ishimi, estaba hospedado en la habitación de al lado. Le pregunté que si en España había sol y me dijo que era el país del sol, me habló de la alegría de la gente, que no había apenas maestros de Karate y que no había ningún  representante de La Goyu Ryu. Animado por los maestros Funashako y Yamaguchi, decidí venir a conocerlo. El maestro Ishimi me facilito todo, hasta me había buscado un lugar donde dar clases, el gimnasio Samurai.
Llegué con una pequeña maleta para conocer esto y a la semana llame a
Dusseldorf para que me enviaran el resto de mis pertenencias, ni siquiera
fui a por ellas, había encontrado lo que buscaba."




El resto, querido lector, pertenece a la historia del Karate Español. En aquellos días, el secretario general de deportes, se puso en contacto con D. Fernando Franco de Saravía, maestro de Judo y Federativo. Este organizó el primer festival de artes marciales. En él participaron los maestros
coreanos de Taekwondo Choi, Shik, Kim, Cho, y los maestros japoneses de Karate Ishimi, Igarashi, Hiruma y Yamashita. Aquel fue el primer encuentro del maestro con sus majestades, los reyes eméritos, pero no el único. "Participé en varias exhibiciones para sus majestades, aparte de acudir a la Zarzuela como uno de los participantes de la delegación de Karate, como miembro de la comunidad japonesas, en las visitas del emperador de Japón etc. Recuerdo que su majestad era muy simpático, amable y afable, un hombre del pueblo. La reina también era muy simpática, solo hablaba inglés. Ella es una gran dama, más aristocrática. El Rey, en la primera visita del Emperador Aki Hito me saludó efusivamente y me dijo: 'Maestro, mi amigo, te presento al emperador de Japón'."


            Aparte de su majestad, muchas personas célebres y no tan celebres mostraban su interés por conocer el Karate. El maestro recuerda con agrado, su infatigable tarea de difundir y enseñar, en aquella época,  la Goyu ryu en España. ¿Tan importante era y es el estilo para él? ¿Qué le
diferencia de los otros? "En Karate, cada estilo realiza un énfasis especial en algo. La Goyu ryu realiza ese énfasis en la respiración y concentración, en que circule bien la energía. El aire es la fuerza de la vida, no se ve, pero sin él no podríamos vivir. Hay que aprender a aspirar y expirar correctamente para que el aire entre y salga correctamente del tándem, de aquí sale todas las fuerzas psíquicas y corporales del hombre."




Para potenciar la energía, todos los días el maestro realizaba los mudras, unos ejercicios respiratorios  ¿Pero que son  y cómo se realizan? "Los siete puntos vitales o mudras son unas  posiciones de los dedos de las manos que se deben ejecutar juntos con una pronunciación de ciertas palabras místicas para alcanzar el estado perfecto de meditación, es decir tu ser se unifica con el todo."
 
Estos ejercicios, nos explicaba el maestro en clase, no tenían nada que ver con el desarrollo de otros sentidos especiales como por ejemplo el tercer ojo. "Este se encuentra en medio de la frente, gracias a él se puede percibir  lo que va a hacer otra persona;  esto aplicado al Karate es sentir, ante de que te ataquen, el golpe que se va a ejecutar”.

             Todas aquellas explicaciones, daban lugar a que algunos tuviéramos ciertas dudas ¿Entonces que era el "Do"? -El maestro con una sonrisa displicente explicaba:- "Do es una forma de entender la vida, de saber comportarte bien con amigos y familia. De trabajar, de entrenar correctamente. Es decir es encontrar tu equilibrio físico y mental con el mundo que te rodea".

            Yosuke Yamashita  para  llevar todo esto a la práctica y tener despiertos los sentidos hacía todos los años, ayunos voluntarios. 

"De vez en cuando hay que hacerlo, a veces hasta lo pide el propio organismo. ¿Qué pasa en las fiestas o en los guateques donde se come y se bebe mucho? Al día siguiente o por la noche no te apetece comer, te sientes mal, necesitas limpiar tu cuerpo y tú solo te impones el comer menos o inclusive ayunar. El ayuno es imprescindible para mantener un equilibrio entre el cuerpo y la mente. Es una prueba de mentalidad, de resistencia, de limpieza y purificación tanto física como mental. Después de esto todos los sentidos funcionan mejor."




¿Tan importantes son? ¿Por qué hay que tenerlos despiertos?

"Si se compara a los animales salvajes con los hombres, ellos todavía tienen desarrollado la vista, el oído, el gusto, el instinto de la caza, de la lucha por la supervivencia etc. Pero si los coges y los metes en un zoológico y les facilitas la comida, después de un tiempo es otro animal. Está como aletargado, apenas se mueve, se vuelve vago, está todo el día durmiendo, se vuelve amable e inofensivo. Tiene atrofiados los sentidos.
Con los años deja de ser lo que era. Se vuelve cobarde y depende totalmente de hombre. Ha perdido su instinto, su fuerza, su agresividad, su capacidad
para luchar. Si se observa a un león o tigre de un zoológico, nada tiene que ver con uno de la selva. La gran diferencia entre los primeros con los segundos es  que estos últimos tiene despiertos sus sentidos naturales.




 El hombre al igual que las fieras debe de mantener despiertos sus
sentidos. Si el maestro no los tiene despiertos ¿Cómo lo va poder transmitir a los alumnos? Si no trabaja con el Hara, si no tiene aptitud, mentalidad ni
espíritu ¿Cómo van a encontrar el "Do"  los alumnos?"





Es posible en la sociedad en la que vivimos ¿Qué todo esto se mantenga?  ¿Qué perdure la mentalidad del pasado? ¿Qué queda del aquel espíritu y aptitud que existía en Japón?

"En aquella época todo era distinto, no sola la mentalidad, la aptitud, si no la vida era más dura, hoy en día se tiene de todo. Así es muy difícil desarrollar la aptitud o el espíritu del guerrero. Todo es más fácil. Cualquiera tiene coche, ordenador, móvil etc.  La vida resulta muy cómoda.
Los alumnos trabajan en oficinas o en otros oficios parecidos y no pueden acudir a sus trabajos lesionados o marcados. Saben que su familia depende de ellos y por eso, el entrenamiento de algunos, es muy flojo, pelean con miedo. No pueden permitirse el lujo de lesionarse y faltar a su trabajo. Algunos ya han entendido que todo depende de la mentalidad con la que se entrene. Si se pone un ladrillo para que lo rompa una persona no entrenada, lo más seguro, es que termine con la mano rota. Sin embargo, si su entrenamiento es adecuado, duro. Con el tiempo será capaz, no de romper un ladrillo, si no varios y no hacerse daño. Todo dependerá de las enseñanzas del maestro y la aptitud de los alumnos."

 

Estas enseñanzas y otras muchas perduran en las clases de su Dojo en Madrid, donde aún se respira ese espíritu del karate. José Manuel Herrero lucha por mantener vivo el legado del sensei. El maestro aunque no está presente físicamente, sigue estándolo al menos espiritualmente, el “aura” se mantiene.

                                                          Por

                                                     Pedro Conde

            Fotos Antonio Mora y de albún personal del GM. Yosuke Yamasita 



















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