viernes, 26 de enero de 2018

COMBAT ARTS FAMILY



                         Link de la edición española.

En 1973 quedé impactado con el primer capítulo de la serie de Kung Fu, hasta tal punto, que empecé a recopilar datos e información sobre aquello tan innovador y distinto a lo que habíamos visto y conocido, las artes marciales. A las pocas semanas, mi padre me inscribió en un gimnasio. Por recomendación del profesor, empecé a entrenar Judo, según el maestro aquello era lo más completo y lo mejor para mi edad, pero no se parecía en nada a lo que veía en la serie, ni tampoco, meses después, a lo que visionaba en el cine. Tras ver en acción a Bruce Lee, me pasó lo mismo que a miles de jóvenes, quedé cautivado por sus habilidades y carisma, yo quería pelear como él, sin embargo en el gimnasio apenas si se lanzaban “atemis” (golpes), casi todo se basaba en agarrar, proyectar y pelear en el suelo, tras un desagradable encuentro, decidí abandonar la práctica de este arte y aquí empezó mi infatigable búsqueda por encontrar la técnica de combate adecuada, la que más se adaptara a los ideales que en mi mente había forjado. Debía de existir algo diferente y que en ese momento no lo encontraba a mi alcance; algo que llenase mi sed de saber y superación, y estaba decidido a encontrarlo.





                                                        Link de la edición en ingles


                                                       Link de la edición francesa.


                                                        link de la edición alemana


                                                       Link de la edición portuguesa








En esa búsqueda incluí revistas y libros, y con el tiempo vi que ya tenía, al menos a nivel teórico, más conocimientos sobre ciertos temas que mis profesores o maestros. Guiado por esta motivación, me vino la idea el escribir varios artículos que fueron muy bien acogidos por los lectores; lo que me llevó a ser el Director de la revista “DOJO” durante 20 años.

Cuando un maestro o campeón  se desplazaba a dar un seminario, preparaba a conciencia la entrevista que le iba a hacer y lógicamente, si me daba la opción y me convencía su forma de entrenar, entrenaba con él. Pero es evidentemente que una cosa es acudir  a un seminario y otra el ser un experto  en tal arte; es muy distinto.

En un principio pensé que mi camino estaba orientado a convertirme en un experto en el arte creado por Bruce Lee (Jeet Kune Do),  pero mi decepción vino al no haber en España nadie acreditado para enseñarlo; además de no contar con los medios económicos para marchar unos años a Norteamérica y aprenderlo. La única opción a mi alcance fue acudir a los seminarios que daban los alumnos de Bruce Lee en España. Además de estas experiencias nunca deje practicar, muchas veces dos artes marciales a la vez. Entre ellas están el Karate, junto con el Full Contact,  más tarde Kick Boxing,  y cuando aterrizo en España el Sanda (a grandes rasgos Kick Boxing con proyecciones), me volqué en él también.


Durante años acumulé práctica y experiencias, en esta búsqueda hacia el conocimiento llegue a la conclusión que hacía algo parecido al Jeet Kune Do, empleaba algunos de sus conceptos en ocasiones determinadas, pero no siempre, por lo que no podía denominar JKD. A mí me han interesado y me interesan las ideas y conceptos en artes marciales de Bruce Lee, creo que era un genio, llegando a unas conclusiones revolucionarias en este campo para su época. Valoro su talento y su arte, y aunque en su momento quizás rozara los límites de la perfección, sobre todo en los años en que fue ideado, no creo que lo haga en la época actual.
¿Por qué digo esto? Bruce Lee era un guerrero en el más amplio sentido de la palabra y sus conceptos de Jeet Kune Do eran revolucionarios, pero parece que en el presente, o al menos esa es mi impresión, se han quedado un poco estancados u obsoletos; en los deportes de combate y MMA se ha evolucionado muchísimo y no siempre se puede llevar a cabo el concepto de interceptación y anticipación, al menos yo no soy capaz de hacerlo, y cuando éstos fallan debo recurrir a otros repertorios técnicos y conceptos de diferentes artes marciales  y deportes de contacto, que nada tienen que ver con el JKD, para poder ganar el combate. Soy consciente de que poseo muchísimas limitaciones en JKD, por ejemplo: Frente a un boxeador experimentado no soy capaz de realizar atrapes de manos; ante “guerreros” de MMA no soy capaz de interceptar o anticiparme en el 100% de los casos, terminado en el suelo en numerosas ocasiones donde poseo grandes limitaciones frente a expertos en Jiu Jitsu, etc. Resumiendo, para mí el JKD no siempre es la “repuesta” antes las diferentes circunstancias que se pueden dar en un combate, por ello desde hace años tengo claro que practico mi propio estilo al que denomino Combat arts family, fruto  de  mis  experiencias  personales  de  40  años  de  práctica y aprendizaje. No he inventado nada nuevo, en él se emplea ocasionalmente los conceptos del Jeet Kune Do, pero no se puede denominar JKD, es un estilo con personalidad propia.

“Combat Arts Family” podríamos denominarlo como el arte resultante de mi experiencia enriquecida con la de mis alumnos-amigos.  



                               COMBAT ARTS FAMILY

En su génesis, todo estilo parte del descubrimiento de un maestro (o de varios) con uno o más conceptos marciales claves. Por ejemplo, Jigoro Kano, fundador del Judo, exploró a fondo el concepto de flexibilidad y lo hizo eje estructural de su estilo; Morihei Ueshiba, fundador del Aikido, hizo lo propio con los conceptos de circularidad y equilibrio. Si analizamos la estructura de todo estilo siempre encontraremos varios conceptos básicos que lo definen.
        El problema sobreviene cuando toda una generación de alumnos, en vez de heredar los conceptos de su maestro y seguir explorando (transformando la estructura desarrollada por el fundador y generando nuevas), se aferra a esta estructura y la cristaliza. Esto detiene la evolución, la exploración marcial; los alumnos se limitan entonces a reproducir e imitar, en vez de interpretar y crear, y "nadie fue grande imitando…" De esta manera los conceptos marciales son encerrados en rígidas estructuras, y se convierten en tradiciones. Como tales, se hacen sagradas, inamovibles e incuestionables, y pierden gran parte de su sentido. "Los modelos fijos, incapaces de adaptación, de flexibilidad, tan sólo ofrecen una jaula mejor. La verdad está fuera de todos los modelos". En Combat arts family creemos que una persona no puede estar atada a un concepto o idea; el combate es algo vivo e imposible de prever porque los adversarios, tácticas y estrategias de combate, distancias, circunstancias donde se desarrolla la pelea... varía a lo largo del tiempo, y más aún en el ámbito de la defensa personal, por lo que no se puede estar apegado a un solo concepto o idea.


En combat arts family pensamos que las personas son únicas e irrepetibles, y éstas deben adaptar los conocimientos y conceptos marciales a su persona, interpretándolos según sus características y atributos físicos, es decir: las artes de combate se deben de adaptar a la persona, no la persona a ella.
Por los atributos físicos y constitución propia de cada persona existen técnicas que se adecúan mejor a ella, aprendiéndolas con facilidad, convirtiéndolas en un breve plazo de tiempo en movimientos naturales; por el contrario, existen otras que nos requieren años de entrenamiento y con ellas nunca se llegará a alcanzar la perfección. Es el maestro quien debe de investigar y potenciar las cualidades del alumno, enfocándole por los rumbos que este requiere. El maestro es tan solo un “guía” a nivel técnico que le ayuda a desarrollar sus atributos y le muestra un abanico técnico para que el estudiante elija y lo adapte a él. Pensamos que el estudiante, al contrario que algunas artes marciales donde reproduce los movimientos hasta la saciedad con el fin de conseguir la perfección del maestro, debe de crear según vaya adquiriendo experiencia su propia “forma” de expresarse. Obviamente existe un aprendizaje técnico en combat arts family; puesto que nadie nace sabiendo, primero hay que empezar observando e imitando, pero a medida que progresamos tenemos que ir transformando lo que se va aprendiendo, para crear con el tiempo nuestra propia interpretación marcial. En nuestro estilo no se pretende que el alumno sea la “copia” técnica del maestro; ante todo debe ser, a nivel marcial,  él mismo. Un estilo marcial nace cuando un ser humano, un maestro, crea su propia forma de interpretar la marcialidad. Si sus alumnos se limitan a repetir exactamente sus técnicas y planteamientos están reproduciendo, no creando; su maestro se está expresando a través de ellos, pero a costa de que ellos no puedan auto-expresarse.



        A pesar de lo “revolucionarias” que puedan parecer estas ideas, Combat arts family no es un “nuevo” arte marcial, puesto que las técnicas que se emplean en él son comunes en los deportes de contacto y artes marciales, es un compendio de técnicas y experiencias  acumuladas durante 40 años en una búsqueda por resultar lo más eficaz posible en un combate o encuentro callejero. Para empezar deberíamos matizar lo que se entiende por eficaz: “lograr hacer efectivo un intento o propósito", por lo que ha de ser funcional en cualquier tipo de circunstancia y en cualquiera de las cuatro únicas distancias de combate existentes: Larga o de pateo, Media en la que alcanzan los puños directos, Corta o de cuerpo a cuerpo, y de Suelo.

En su contexto es muy simple, en distancia larga se emplea todo tipo de patadas: frontal, circular, lateral, del revés, en giro etc.
En distancia media se emplea puños directos, boleas, atrapes, low kick etc.)
En distancia corta se utilizan los codos, ganchos, rodillas y proyecciones.
En el suelo se ejecutan luxaciones, inmovilizaciones y estrangulaciones y golpes con puños, codos, rodillas y talonazos. 

En apariencia puede parecer MMA pero no es MMA, y va más allá de los estilos tradicionales conocidos. Básicamente es un desarrollo personal que lleva a la evolución de cada uno utilizando las artes de combate como medio.

No es un deporte de contacto porque existe una filosofía y espíritu marcial que nada tiene que ver con la MMA o el thai Boxing al igual que no es un arte marcial tradicional porque carece de katas.

Nos basamos en un entendimiento más estudiado y perfeccionista de la lucha y defensa personal, sin detenerse en las florituras o espectacularidad de muchas técnicas cuyo uso queda relegado a las exhibiciones. Aunque tiene mucho que ver en su base con los deportes de contacto, no es algo ecléctico que toma diferentes técnicas de diferentes artes marciales; lo que llevamos a cabo es el estudio de cada movimiento, cada técnica… y aplicamos las tres preguntas “cómo, cuándo y por qué”. El objetivo último es la efectividad y la simpleza. 



        El Combat Arts Family está dividido en dos partes:

1)   El combate: en el cual englobamos todas las distancias, ángulos de ataque, sistema defensivo, desplazamientos… y parte de armas como cuchillos, kali, etc.

2)   Defensa personal: más específico y dirigido a repeler una agresión en contextos lo más realistas posibles. Contamos con que aquí existen tres  enfoques  distintos como son: defensa personal callejera, militar y policial. El arte que más lo explota es el Krav Maga, lo cual no implica que otras artes de combate no sean eficaces, pues todo depende del enfoque dado y la manera de llevarlo a la práctica. 

Dentro del aprendizaje del  Combat arts family existe tres etapas:

La primera la física, donde conoces y trabajas para exteriorizar tus habilidades, la segunda es la del “crecimiento”, donde aprendes a enseñar y a compartir y, la tercera es la etapa de la evolución, el viaje al interior, donde descubres que hay algo más que patadas y puñetazos…  
Por la técnica y la disciplina marcial adquieres una seguridad y lo más importante, una filosofía que aplicas a la vida cotidiana y que te ayuda a conseguir y alcanzar tus objetivos, quizás el que mejor ha sabido plasmar esta filosofía del sistema en un escrito, ha sido mi alumno y amigo Ramon Luengo, este es su relato… 



                  La filosofía de combat arts family

La figura central de Combat arts family es el Tao, el universo marcial como instrumento para el desarrollo personal. Por que como decía D. T. Suzuki aquellos que están demasiado ocupados mejorando su habilidad técnica y su destreza, se vuelven más diestros, pero eso no siempre vale. La habilidad es una actividad de la mente. Es importante recordar esto en el arte de la lucha.
La historia de Combat Arts Family es en sí misma un ejemplo del poder creativo de la combinación, Pedro no ha hecho otra cosa que interpretar las enseñanzas de las artes marciales sobre la base de las peculiaridades psicológicas de la sociedad actual, y renacer con una nueva forma de desarrollo personal. Por lo tanto, el potencial transformador de Combat arts family es enorme, así como su efecto a nivel subconsciente. Practicar Combat arts family nos sirve como semilla o pilar para el entrenamiento y desarrollo de cinco “estados mentales” o “neuro-competencias”.
“Detrás de cada movimiento está la música del alma hecha visible. Toshimitsu Hasumi”
 “Se dice que has dominado el arte cuando la técnica trabaja a través de tu cuerpo y tus miembros como si fuesen independientes de tu mente consciente. Yagyu Munenori”
Los “estados de la mente” (neurocompetencias) que desarrollamos e integramos en Combat arts family son:
1) Autoconfianza: Es el sentimiento de tener capacidad para lograr algo, se basa en el pensamiento “yo puedo”. No es “yo sé artes marciales”, es “yo soy un artista marcial”.
“Las batallas de la vida no siempre las gana el hombre más fuerte o más veloz; tarde o temprano, el hombre que triunfa es aquel que cree que puede triunfar. Vince Lombardi”
“La auto-conquista es la mayor de las victorias. Poderoso es aquel que se conquista a sí mismo. Lao-Tse”
2) Automotivación: Es la capacidad de orientarnos hacia el logro de nuestros objetivos y perseverar en ello con entusiasmo. Supone mantener el esfuerzo más allá del impulso automático, proporcionando un sentimiento de pertenecer a algo más grande que uno mismo.
“Cuando un hombre llega a una realización vital, consciente de esas grandes fuerzas que hay dentro de sí mismo y comienza a usar esas fuerzas en la ciencia, en los negocios y en la vida, su progreso en el futuro será imparable. Bruce Lee”
3) Adaptación al cambio: Es la capacidad de reorganizar nuestro propio estilo de lucha en función de los adversarios a los que nos enfrentemos, y proporcionar una respuesta adecuada y coherente ante entornos inciertos y cambiantes como el actual.
Los no ilustrados del siglo XXI no serán aquellos que no puedan leer y escribir, sino aquellos que no pueden aprender, desaprender y reaprender. Alvin Toffler”
4) Concentración: Es la capacidad de centrar intensamente la atención en algo, supone la durabilidad en el tiempo para sostener la acción.
“La concentración es la raíz de todas las capacidades del hombre. Bruce Lee”
5) Autoregulación emocional: Es la capacidad de aceptar todas las posibilidades, desapegarte del resultado y entrar en combate “dispuesto a morir”, sin esta capacidad “los nervios” te desfondan, te vuelven rígido…
“En un alma absolutamente libre de pensamientos y emociones, ni siquiera el tigre encuentra espacio para insertar sus fieras garras. Ise no Kami Hidetsuna”
“La espada tiene una doble función a realizar: … No es para matar a cualquier ser, sino nuestra propia codicia, rabia y sinrazón. Está dirigida hacia nosotros mismos. D.T. Suzuki”
Esto no es una idea, es una realidad; yo lo he visto. Pedro es un maestro porque ha alcanzado maestría sobre las artes marciales, no en el sentido de haberlas conquistado, sino en el de ser él mismo el arte marcial.
Sí, sé que estas palabras pueden parecer literatura bonita y necesitan algo más de explicación; aunque en realidad el proceso no se trata de entender sino de sentir, puedo intentar explicar mi proceso, mi propia evolución, la que he visto en mis amigos-compañeros y en el propio Pedro según íbamos entrenando, y cómo hemos aplicado, sin ser conscientes en la mayoría de los casos, esa filosofía a nuestras vidas cotidianas.


Primero remarcare lo que se ve:
Competición: he de decir que a Pedro no le llama la competición, cuando le intentábamos convencer nos decía que la auto confianza no está en un ring o un tatami, que se encuentra en nuestro interior, pese a eso un grupito le “presionamos” y accedió a llevarnos a competición, ¿los resultados? campeones de España de Kung fu, Villa de Madrid, triangulares regionales, subcampeón del mundo de Kung fu, campeones de Full contact (un puñado de victorias por KO)… En resumen, si nos presentábamos seis competidores un campeonato, nos traíamos cuatro copas, si iba uno se traía una...
Ahora lo importante, los efectos colaterales en nuestras vidas cotidianas, he visto a varios amigos-compañeros de entrenamiento aprobar oposiciones (con frecuencia a la primera) de policía nacional y local, bombero y magisterio; también he sido testigo del éxito internacional de libros escritos por otro amigo-compañero y el emprender negocios también con éxito.
Mi vida profesional está vinculada al desarrollo personal, soy responsable de formación y desarrollo en una consultora de formación para el alto rendimiento.
Es posible que sea obra de la casualidad, personalmente creo que entrenar con Pedro ha sido clave.
En fin, no hablemos de los resultados finales, sino del proceso…
Todo empezó en las tertulias de artes marciales y Bruce lee (filosofía, técnica y mecánica del movimiento, defensa personal) que organizaba Pedro a través de la revista Dojo, asiduos a las tertulias (Salvador Múgica, José Antonio Acedo, Julia Sevillano y Adrián Sevilla) convencieron a Pedro para que los entrenase, un par de años más tarde aparecí yo...


Mi nombre es Ramón, nací en el año 1.971 (tengo 45 años), con 7 años mis padres me llevaron a un Dojo de Judo, durante los siguientes años practiqué Karate, Kung fu y Full contact. Contaba 17 años cuando mi amigo Andrés, me contó que Pedro Conde, el de la revista Dojo, estaba entrenando a un reducido grupo de alumnos, escribí una carta a Pedro y me invitó a una clase...
Recuerdo con mucho cariño mi primer día, éramos dos “nuevos” (el otro chico se llamaba Marcos y era un fanático de Bruce Lee que llevaba haciendo artes marciales desde los doce) José Antonio Acedo (de quien aprendí cómo multiplicar la potencia de la patada lateral) se encargó de enseñarnos el Dojo y “supervisar” nuestro primer entrenamiento; mi primer contacto con el Dojo fue como abrir la puerta a otra realidad, era un microuniverso marcial con dos salas, en una de ellas con suelo de parquet laminado marrón había un grupo de personas haciendo defensa personal con ropa de calle y cuchillos reales; en la otra, el tatami propiamente dicho, otro grupo hacía combate, golpeaba los paos, las manoplas… se respiraba la energía, y el esplendor del momento me deslumbró de tal modo que mi mente, por aquel entonces compulsivamente parlanchina, hizo una pausa para evitar distraerme del aquí y ahora. Enseguida percibí que había dos polos muy diferenciados, aunque unidos (el ying y el yang), por un lado estaban “los guerreros” (cuyo líder indiscutible era el gran Salvador Múgica, quien años más tarde fue subcampeón del mundo de kung fu; a los tres meses yo era su Uke y, cuando años más tarde Salva se fue a Chile, fui su sucesor natural), por otro “los filósofos” (sin interés en competir, aunque no por ello menos diestros en combate, cuyo principal baluarte era José Antonio). Y las clases de Pedro satisfacían a todos, su modo de explicar, de enfocar la defensa personal…


Durante varios años un grupito quedábamos con Pedro para entrenar los domingos a las 11:00 en el Cerro de los Ángeles (terminábamos después de las 14:00); y Pedro nos hablaba de la energía, nos motivaba a probar y cuestionar por nuestra cuenta; yo en concreto simultaneaba el entrenamiento con Pedro con otras disciplinas de entrenamiento físico y defensa personal, también quedaba con Salva para entrenar en parques cuando venía a España; y junto con Toni (más que un hermano, la mejor persona que he conocido, y la más efectiva en una pelea real), Fer, Juancar y Andrés nos las agenciamos para poder entrenar algunas tardes en un dojo, los sábados en un cole… A pesar de todo mi entrenamiento me pasaba algo curioso, cuando competía era una sombra de mí mismo, algo en mi interior me limitaba, daba igual que ganase, que me descalificasen en la final, que viniesen maestros de otras escuelas a decirme que era el mejor luchador del torneo… o mejor dicho, cuanto más de eso había peor afrontaba las competiciones, incluso me aparecía una lesión que venía y se iba en época de competición. Pedro me decía “Ramón ya tienes tus copas” olvídate de competir, olvídate de ganar solo busca en tu interior, concéntrate, estudia tus emociones, la solución no está fuera, absorbe, aprende, cuestiona, busca dentro y encontraras, se tan disciplinado para tu mente como lo eres para tu técnica y tu cuerpo. Decidí tomarme en serio la meditación y empecé a practicarla a diario, estudié a fondo filosofía Oriental, psicología positiva, inteligencia emocional y neurocomunicación…
He tenido muchos amigos-compañeros de entrenamiento en los que Pedro ha plantado una semilla, muchos de ellos quizá ni se han dado cuenta. Ha sido mucho más adelante, mirando retrospectivamente, cuando he sido consciente de cuanto Pedro ha influenciado en la formación de mi carácter, de mis ideas y de mi forma de vida.
Pedro nos ha ayudado a transformarnos en artistas marciales mientras nosotros le ayudábamos a transformar su arte, y continua creciendo porque el aprendizaje nunca se acaba, seguimos aprendiendo hasta el último momento.
En definitiva, ahora soy consciente de que Pedro lo que me había aportado no eran herramientas para vencer a otras personas, sino herramientas para explorar a través de mi ego, mis miedos, mi rabia y mi vida consciente. De hecho, todas las herramientas son en última instancia medios para penetrar en la profundidad de nuestro ser.




Con la filosofía llegamos a final del artículo, solo resta añadir  que creemos que todas las artes  de combate son  buenas, unas son estructuralmente superiores a otras, pero su eficacia reside principalmente en la persona y su actitud, no en el arte marcial  en sí. Es decir, el individuo está por encima del arte marcial que practique.

Lo importante es encontrar a esa persona que te enseñe o aporte aquello que buscas, entrenar en compañía de un grupo de compañeros y amigos; disfrutando lo que se hace. El secreto radica en el respeto entre todas las artes de combate porque al entrenar con otros maestros y expertos, se llega a la conclusión de que cualquiera te puede enseñar y aportar algo. Nadie está en posesión de la verdad absoluta. Cuidado con fijarse en las apariencias, porque un campeón quizá sea muy bueno peleando pero puede no lograr trasmitir nada a sus alumnos, y no hacerlos más que sudar; por el contrario están esas personas que aunque no tienen grandes dotes físicas, enseñan y motivan como nadie.

Por último subrayar que Combat Arts Family no es un arte cerrado, sino en continua expansión y en cambio por todo aquello que pueda servir a nuestra idea de aumentar conocimiento, descartar lo que no sirva, y aprender de lo que desconocemos. De la misma manera que hay constante evolución en la vida, el estilo también evoluciona.

                       Por

           Ramón Luengo y Pedro Conde.