LA
PRECISIÓN: SUS CLAVES Y ENTRENAMIENTO
La precisión es uno de los atributos
fundamentales de las artes marciales y deportes de contacto. Resulta tan
importante que, por muy potente, rápido o flexible que sea un artista marcial,
sus acciones no tendrán apenas eficacia si carece de precisión porque
sencillamente sus golpes o técnicas no llegarán donde él quiera ni cuando él
quiera. A pesar de su importancia, la precisión no se suele entrenar de manera
específica, pues se tiende a creer que los combatientes precisos nacen, no se
hacen. Esto no es así, como cualquier atributo marcial, la precisión también
puede ser entrenada y mejorada.
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Por
precisión entendemos la capacidad para que una acción neuromuscular alcance
exactamente el objetivo espacio-temporal deseado; en términos marciales, ya sea
golpear o agarrar un punto concreto en un momento concreto o como la concisión
o exactitud rigurosa con la que un movimiento técnico alcanza la meta u
objetivo previstos (ya sea impactar, bloquear, esquivar, etc.). La precisión es
pues el resultado de la conjunción de dos atributos básicos: la coordinación de
movimientos en cuanto a la precisión espacial, y la velocidad en cuanto a la
precisión temporal. Ambos tipos de precisión están estrechamente
interrelacionados y el artista marcial requiere de ambos para ser realmente
preciso en sus acciones. La precisión es, junto a la oportunidad y la fluidez,
uno de los factores fundamentales del timing, atributo estratégico por
excelencia que distingue entre un combatiente cualquiera y un gran combatiente.
Ciertamente no todas las técnicas exigen el mismo nivel de
precisión. Un puñetazo o patada en giro, por ejemplo, requieren una precisión
casi quirúrgica para resultar eficaces; una imprecisión de unos centímetros o
de unas décimas de segundo resulta suficiente para convertir un golpe terrible
en un golpe inofensivo. Lo mismo ocurre con los golpes realizados con los dedos
dirigidos a puntos dolorosos o vitales. Otras técnicas, en cambio, no requieren
demasiada precisión espacial para hacer daño. Los mejores ejemplos son algunas
técnicas de thai boxing, como la patada circular o el codazo; estos son tan
potentes y arrasadores que poco importa su precisión, mientras impacten de los
hombros hacia arriba el resultado será siempre demoledor.
En el caso concreto de las técnicas de pierna, debido a la
rigidez natural de los miembros inferiores (no olvidemos que sus fuertes
músculos y tendones se encargan de soportar y desplazar el peso del cuerpo
durante gran parte del día), resultan más difíciles de precisar. En el caso de
las patadas, a las exigencias de coordinación y velocidad hay que añadir las de
flexibilidad y equilibrio. En la inmensa mayoría de las competiciones marciales
tan sólo se permite golpear de la cintura para arriba, lo que exige a los
deportistas marciales actuales ser capaces de elevar las patadas a alturas
considerables con control y rapidez. Una escasa flexibilidad afecta al
equilibrio y a la elevación y alcance de la patada, y por lo tanto a su
precisión. La precisión de las patadas pasa a depender en gran medida de la
flexibilidad.
La precisión de golpeo es posiblemente uno de los atributos
marciales más importantes, y también desgraciadamente uno de los más olvidados
en el entrenamiento. La falta de precisión no sólo hace perder oportunidades,
sino también energía y nos expone en posiciones vulnerables a las contras del
rival. Se ha calculado que en las competiciones más de un 70% de los golpes no
llegan a su destino, es decir: casi tres de cada cuatro golpes no sirven
prácticamente para nada, existiendo un denominador común en artes marciales y deportes de contacto, el
cual es el siguiente: “No importa el número de golpes que se lanzan, lo que
importa realmente son los que impactan”. Aquellos competidores o practicantes que
logran reducir este porcentaje de error suelen ser, no casualmente, los que
ganan. Cada golpe impreciso es una oportunidad perdida, por lo que la precisión
marca a menudo la diferencia entre todo o nada. Por eso hay que entrenar y
perfeccionar los diferentes tipos de precisión, que son: espacial, temporal y
técnica.
PRECISIÓN ESPACIAL
Precisión
espacial (¿dónde?): Esta es la dimensión más básica de la precisión: la
capacidad para golpear con exactitud en un punto del espacio deseado. Esta
precisión depende sobre todo de la coordinación técnica de movimientos, y de la
flexibilidad.
En cuanto a coordinación, la
sencillez de la técnica y la familiaridad con ella determinan la precisión. Una
técnica es más sencilla cuando compromete menos músculos en juegos e
interacciones más simples y cortas. Para cualquiera resulta a todas luces más
sencillo acertar con un puñetazo directo que con una patada en salto y giro. La
familiaridad se logra mediante la repetición, de manera que nuestro sistema
neuromuscular vaya conociendo la secuencia de movimientos, y reduciendo las
imprecisiones. Para afinar la precisión y exactitud espacial hay quien
recomienda aparatos de pequeño tamaño: punching balls y derivados. Pero aunque
estos aparatos exigen tener una gran precisión, no permiten, debido a su escaso
peso, combinarla con potencia.
Para entrenar precisión con potencia tenemos los aparatos
pesados, como los sacos o los paos. En el caso del saco, mediante tiras de
esparadrapo, o trazos de tiza, se puede fijar en éstos objetivos muy precisos a
la par que trabajar a plena potencia. Si se desea llevar un control de los
progresos realizados basta con contabilizar el número de puñetazos lanzados y
cuántos de estos efectivamente impactan con precisión en la cinta escogida
(cuántos, por ejemplo, de 50 lanzados). Calculando la media diaria se puede conocer
el porcentaje de aciertos y errores. Comparando las diferentes medias a lo
largo de un período de tiempo podremos
realizar un seguimiento de los progresos en precisión y determinar si el
entrenamiento de la misma requiere o no una mayor atención. Otra opción
consiste en marcar el objetivo con tiza blanca, de manera que tras lanzar el
golpe podemos comprobar tanto en el saco como en el puño o pie ha impactado con precisión.
Una vez que consideremos tener un
buen nivel de precisión espacial estática o con movimiento limitado, conviene
pasar a entrenamientos más complejos y realistas: a partir de ahora necesitaremos
un compañero de entrenamiento. El método comentado con del saco puede aplicarse
también a aparatos de entrenamiento portados por un compañero, como los paos o
los focus gloves. Con tiras de esparadrapo se marcan puntos en la superficie de
estos aparatos, y basta con realizar asaltos intentando siempre alcanzar
exactamente la marca. Esto se puede omitir, si los aparatos llevan, como es
habitual, el logotipo del fabricante en el centro de la manopla de boxeo. Si
los asaltos se realizan con realismo: moviéndose ambos por todo el tatami o
ring, lanzando combinaciones de diversos golpes, realizando fintas, esquivas y
contra-ataques, lograremos entrenar de forma óptima tanto la precisión espacial
como la temporal. Los paos marcados permiten entrenar la precisión a plena
potencia, aunque no se pueden mover con la misma agilidad que los focus, por lo
que se ralentiza el ritmo del entrenamiento. Con los focus marcados se puede
trabajar la precisión a máxima rapidez, pero obviamente, ciertos golpes (especialmente
las patadas) no pueden lanzarse con plena potencia. Este trabajo también se
puede llevar a cabo con los guantes acolchados o manoplas de Taekwondo,
denominadas raquetas, que también son válidos para entrenar este concepto.
Precisión
temporal (¿cuándo?): Hasta ahora hemos visto la dimensión estática de la
precisión, es decir, el golpeo a objetivos fijos. Pero los combates suelen ser
muy dinámicos, puesto que ningún rival se va a quedar quieto esperando los
golpes. Este factor dinámico obliga a introducir la dimensión temporal de la
precisión, es decir, la capacidad para golpear en el momento preciso. Esta
precisión temporal exige básicamente velocidad de percepción (ver los huecos
que deja el rival) y de ejecución.
El principal problema es que si la
precisión temporal depende de la velocidad, y la espacial de la coordinación,
velocidad y coordinación resultan ser contradictorios, pues normalmente a mayor
velocidad de ejecución se da un menor control de coordinación, y viceversa. La
prueba es que si golpeamos al ralentí podemos alcanzar con precisión
milimétrica casi cualquier objetivo, pero en cuanto aceleramos los movimientos
surgen los problemas de imprecisión. Una buena precisión marcial ha de ser
capaz de hallar el equilibrio entre estos dos factores, es decir, que la
velocidad de la precisión temporal no nos reste precisión espacial.
Para ello es necesario entrenar con
"dianas móviles", por ejemplo, con aparatos ligeros que entren en
rápido movimiento ante nuestros impactos (como los punching-balls), y que hay
que seguir golpeando en sus vaivenes y rebotes. Esto nos obliga a golpear con
rapidez sin dejar de precisar los golpes. Se puede entrenar así en asaltos de uno
o dos minutos, mientras vamos contabilizando los aciertos, lo que nos permitirá
medir nuestros progresos en precisión.
Precisión
técnica (¿cómo?): Pero no basta con pegar donde y cuando queramos, también
hay que ser capaces de pegar como queramos. La precisión técnica consiste en
sabernos mover y elegir las distancias y los golpes precisos para cada
situación y momento. Por ejemplo, podemos hallarnos en una distancia corta y
ver un hueco en la guardia del rival, lanzando en el momento idóneo un golpe
que impacte con precisión en su estómago, y que sin embargo resulte ineficaz y
apenas le haga daño. Si lanzamos un puñetazo directo, en vez de un gancho, el
golpe impactará apenas iniciada su trayectoria, sin la potencia que aporta la
aceleración. El golpe ha sido acertado en cuanto al lugar y momento de impacto,
pero muy desacertado, o impreciso, en cuanto a la distancia o a la técnica, por
lo que perderá gran parte de su eficacia.
La precisión técnica tan solo puede
lograrse a base de experiencia en combate, que es la única capaz de ir forjando
la intuición o capacidad de anticipación técnica. Así que para entrenarla con
el mayor realismo posible necesitamos un compañero. Ya sea utilizando focus
(manoplas acolchadas) que el compañero nos va presentando a diferentes niveles,
mientras nos movemos como si de un combate se tratara; o ya sea peleando con
protecciones (casco, protector bucal, peto, guantes, coquilla y espinilleras),
para lograr el mayor realismo posible manteniendo los mayores márgenes de
seguridad. Ningún aparato puede sustituir al rival humano, que se va a mover de
manera estratégica y a menudo imprevisible.
En términos generales, hay que
intentar entrenar la precisión en combinaciones de varios golpes, no en golpes
aislados. Y hay que practicar con combinaciones complejas, es decir, golpeando
arriba y abajo, con puños y pies, pues todos estos cambios técnicos dificultan
la precisión. La resistencia se convierte también en un factor importante, pues
el cansancio reduce la precisión.
Los entrenamientos descritos en este
artículo son progresivos, pues la precisión, a pesar de los que algunos
piensen, es producto de años de entrenamiento. Se puede por lo tanto empezar
golpeando al aire, para perfeccionar técnica y coordinación espacial, pasar a
dianas estáticas, después a móviles para la coordinación temporal, a lo que
sigue el entrenamiento con compañero, con focus o protecciones para la
precisión técnica, obviamente, los progresos se percibieran en combate, indicandonos
la atención que debemos prestar a este atributo.
Por
Pedro Conde.