martes, 19 de febrero de 2019

¿ CÓMO PERFECCIONAR LA TÉCNICA ?



La perfección técnica se alcanza cuando nuestros movimientos marciales se hacen naturales. El ser humano nace con ciertos esquemas naturales de movimientos de lucha y defensa, muy escasos y burdos (arañar, morder, estrangular, bracear, etc.), por lo que tiene que ir aprendiendo a pelear. Los movimientos aprendidos son en un principio artificiales, pues su aprendizaje se realiza descomponiendo secuencias marciales en técnicas simples, que una vez asimiladas se encadenan con cierto automatismo. La maestría consiste en "integrar" esos movimientos artificiales y fragmentados a nuestra naturaleza motriz, es decir, en "naturalizar" las técnicas aprendidas. Así un puñetazo directo deja de ser una secuencia de dos movimientos encadenados: extensión del brazo - (impacto) - repliegue del brazo, y pasa a ser un solo movimiento natural. Evidentemente, todos los seres humanos somos muy similares pero nunca idénticos, por lo que cada artista marcial, a medida que perfecciona y naturaliza sus técnicas, también las personaliza, las "hace suyas" (las adapta a "su naturaleza y atributos físicos "), esto se logra a base de repetir y repetir la técnica del arte marcial o deporte de contacto que se practique.




La palabra técnica proviene de téchne, un vocablo de raíz griega que se ha traducido al español como “arte” o “ciencia”. Esta noción sirve para describir a un tipo de acciones regidas por normas o un cierto protocolo que tiene el propósito de arribar a un resultado específico, es un procedimiento o conjunto de reglas, normas o protocolos que tiene como objetivo obtener un resultado determinado, ya sea en el campo de las ciencias, de la tecnología, del arte, del deporte, de la educación, de la investigación, o en cualquier otra actividad. En otras palabras, una técnica es un conjunto de procedimientos reglamentados y pautas que se utiliza como medio para llegar a un cierto fin.
La técnica supone que, en situaciones similares, repetir conductas o llevar a cabo un mismo procedimiento producirán el mismo efecto. Por lo tanto, se trata de una forma de actuar ordenada que consiste en la repetición sistemática de ciertas acciones. En artes marciales y deportes de contacto consiste en repetir los mismos movimientos hasta ser capaces de hacerlos perfectos, si no siempre, si “casi” siempre.
            La maestría técnica se puede reconocer por el siguiente hecho: aquellos que la detentan son capaces de hacer que lo complejo parezca sencillo; las técnicas más difíciles parecen fáciles y naturales cuando las ejecuta un maestro. Esto que algunos llaman naturalidad, y otros fluidez, es el producto de años de entrenamiento, hasta que se logra interiorizar las secuencias técnicas con tal pericia que se convierten en movimientos naturales y espontáneos para el artista marcial. Evidentemente, esto normalmente sólo se logra tras muchísima práctica (no se pueden fijar plazos generales pues todo dependen de la intensidad y regularidad de entrenamiento, de la motivación, del tipo de técnica, etc.). Se puede sin embargo dar una serie de consejos para optimizar el desarrollo técnico, y acelerar así el progreso en este ámbito.
            El primer paso consistiría en una labor teórica de desmenuzar la serie de "etapas" que componen determinada secuencia técnica. Tal análisis puede hacerse desde tres planos: el anatómico, el mecánico y el funcional.


                                                 ANALISIS ANÁTOMICO


            El análisis anatómico consiste en el estudio científico de los diversos elementos corporales implicados en el movimiento técnico. Hay que considerar por un lado los diferentes tipos de articulaciones puestas en juego, sus arcos de movilidad y la amplitud requerida por la técnica y sus límites, ya sean óseos, articulares, ligamentosos o musculares. Por otro lado también resultan evidentemente  relevantes los músculos implicados en la acción: su naturaleza, su recorrido, la interrelación entre ellos (ya sean antagonistas, sinergistas o fijadores). Todo esto tal vez suene muy técnico y complejo pero puede resultar muy útil para evitar entrenamientos erróneos o "frustraciones" deportivas. Es decir, nuestra estructura ósea particular puede afectar de manera importante por ejemplo a nuestra técnica de patadas, dificultando que logremos lanzar patadas altas de forma correcta. Un límite de movimiento debido exclusivamente a factores óseos no puede superarse mediante entrenamiento; podemos "modelar" y flexibilizar músculos y ligamentos, pero nunca los huesos. Resulta pues importante conocer estos detalles para orientar y racionalizar nuestro entrenamiento.
                                             ANALISIS MECANICO

            Un análisis mecánico consiste en descomponer la secuencia técnica en movimientos simples, para estudiar cómo se realizan y encadenan. Las investigaciones más rigurosas aplican lo que se conoce como "descomposición vectorial": analizar y plasmar en forma de vectores las distintas fuerzas y momentos que actúan en el sistema (movimientos simples), cuya suma nos aporta la fuerza conjunta generada por la secuencia. Entran también en consideración las situaciones de equilibrio, y otros elementos determinantes interrelacionados como las velocidades, pesos y ángulos. Todos estos análisis parciales se integran en una cadena cinemática (de movimiento). Estos análisis nos permiten obtener la "secuencia técnicamente ideal", en cuanto a sucesión mecánica se refiere.
            Entre los deportistas de élite esto se suele estudiar mediante programas informáticos. Para los "neófitos", un buen análisis mecánico consistiría en observar detenidamente toda la serie de movimientos que componen la secuencia técnica, reflexionando y experimentando sobre la utilidad y conveniencia de ángulos, dinámicas, giros, proyecciones, etc.



                                               ANALISIS FUNCIONAL

            En cuanto al análisis funcional, este se basa en el estudio del juego de contracciones-distensiones de los diferentes músculos implicados; en las investigaciones científicas se mide y valora el trabajo producido por los juegos musculares. Existen diferentes tipos de contracción muscular. La contracción isométrica se refiere a aquella contracción muscular que se produce sin que resulten efectos de desplazamiento o de movimiento (es decir, en cierto sentido es una contracción "estática"), por lo tanto no se trata de un trabajo mecánico sino de deformación (recuérdense los típicos ejercicios de musculación isométrica que se trabajan en muchos gimnasios: con una toalla, "empujando una pared", etc.). En una ecuación matemática su valor sería igual a 0.
            La contracción anisométrica sí supone un desplazamiento, por lo que se puede valorar el trabajo producido. Hay que distinguir entre la contracción concéntrica, que se da cuando el propio músculo se contrae para producir el movimiento, considerándolo un trabajo positivo; y su opuesta, la contracción excéntrica, que supone un movimiento en sentido contrario a la contracción del músculo, debido a la acción de una fuerza externa a éste, y que debe por lo tanto medirse como trabajo negativo. Por contracción isotónica (que también es anisométrica) entendemos aquella que supone una tensión muscular constante, normalmente debida a una resistencia externa cuya fuerza también es constante.
            Toda esta jerga científica puede desorientar a más de uno, pero es muy recomendable dotarse de una mínima base teórica para conocer a grosso modo cómo funciona el cuerpo y comprender mejor qué ejercicios y qué prácticas resultan más convenientes para desarrollar nuestra habilidad técnica. El conocer mejor nuestra anatomía, mecánica y funcionamiento muscular no es desde luego algo anecdótico ni gratuito.
            En términos prácticos, la base de todo perfeccionamiento técnico es indudablemente la repetición (bien hecha, de ahí la necesidad de los conocimientos teóricos). Y una repetición atenta, es decir, consciente y por lo tanto auto-correctora hasta el mínimo detalle, no una repetición mecánica tipo "piloto automático". Las primeras repeticiones habrán de hacerse lentas, tanto para calentar como para fijar (o recordar) esquemas y dinámicas. La velocidad y potencia de ejecución aumentarán progresivamente hasta alcanzar nuestra capacidad máxima sin perder el control técnico. La expresión "pulir una técnica" traduce exactamente a lo que nos referimos: repetir una y otra vez la secuencia para ir limando imperfecciones y que nuestro cerebro se habitúe a la cadena de movimientos hasta "hacerla suya" e incorporarla a nuestra "expresividad corporal natural".



Pero el perfeccionamiento técnico no se acaba desde luego en la simple repetición, es necesario introducir la variedad de situaciones de entrenamiento. La técnica se puede trabajar "al aire", en este caso nunca se deben aplicar los golpes con potencia descontrolada, si no queremos acabar lesionándonos las articulaciones. En las artes marciales clásicas este trabajo es muy habitual, se realiza normalmente en la ejecución de las formas pre-establecidas (katas, pumses, taos, etc.). En los deportes de contacto es menos frecuente trabajar al aire, pues se suele buscar sobre todo el realismo; tan sólo se realiza en el trabajo de "sombra", que sirve tanto para calentar músculos como para perfeccionar la técnica y adquirir fondo físico.
            El trabajo con aparatos (saco, focus, paos, escudo, guantillas, etc.) supone un nivel superior de aplicación técnica, en lo que a realismo se refiere, tanto por el contacto pleno como por la realización de desplazamientos que simulan un combate. La última etapa sería la aplicación técnica al combate real, que es el fin último del perfeccionamiento técnico, la "prueba de fuego" de la calidad técnica en desplazamiento libre y frente a un adversario real y más o menos imprevisible.
            Lo más frecuente es que, cuanto más realista sea una situación, más se "pierda" u menos se aplique la técnica. Esto se debe al control de factores: en una ejecución al aire normalmente basta con controlar los factores internos que pueden afectar a la técnica: equilibrio, desplazamiento, coordinación, timing. Frente a unos aparatos y frente a un adversario entran en juego una larga serie de factores externos que afectan a nuestra técnica y que resultan mucho más difíciles de controlar: potencia de impacto, desplazamiento del "objetivo" (el adversario), precisión de impacto, corrección o anulación de una secuencia técnica, intercepción o ataque por parte del adversario, amagos, limitación del espacio de combate, etc.
            Aparte del realismo, para perfeccionar la técnica es muy recomendable "observarse en acción", y de esta manera vigilarse y auto-corregirse. En el caso de la aplicación técnica al aire es muy recomendable realizarla (ya sea un kata o trabajo de sombra) frente a un espejo mural. En el caso del entrenamiento con aparatos o del combate, la auto-observación directa se hace imposible, pues toda nuestra atención debe de estar en el adversario; la tecnología nos aporta una solución: grabar nuestros entrenamientos y combates. Esto es importante pues, aun cuando creemos dominar a la perfección una secuencia técnica aislada, cuando se inserta dentro de una serie larga los movimientos, que anteceden o siguen a esta secuencia, éstos la afectan pudiendo conducirnos a la larga a pequeños "vicios" o errores.
            La calidad técnica no es sólo una cuestión estética, sino que  está muy relacionada con la eficacia en combate. Por un lado, numerosos deportes marciales tienen la técnica en muy alta estima: el judo (donde la diferencia entre un Ippon y un Wazari radica en la calidad de la técnica), el karate, el taekwondo deportivos, e incluso el light-contact y el semi-contact. En los deportes de contacto, aunque prima la eficacia 


(pues cualquier técnica reglamentaria que logre un KO "es buena", independientemente de su calidad), la maestría técnica sentencia sin embargo numerosos combates cuando estos se deciden a los puntos. Aparte de esto, una mejor técnica supone siempre una mayor eficacia, siempre que entendamos que la calidad de una técnica no acaba de perfeccionarse hasta que no sea capaz de aplicarla en combate real, para ello solo hay un camino, entrenar, entrenar y entrenar, y por supuesto, combatir.



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